No había sillas, así que nos sentamos en el piso. Elaine (no es su nombre verdadero) compartía el apartamento de tres cuartos con sus cinco hijos. Los únicos muebles eran una cama y una mesita baja, sobre la cual había unos adornos baratos y una tarjeta de felicitaciones. Era una tarjeta del día de la madre, y adentro, en la escritura de un niño, estaba el simple mensaje: «Para nuestra mejor amiga». Nada que pueda escribir transmite lo que deseo decir tan elocuentemente como esa tarjeta.
Una ardua batalla
Ser madre soltera puede ser un trabajo difícil y muchas veces solitario. Usted debe ser padre, madre y amiga, juez y jurado, consejera y maestra. Y debe hacerlo sin el ánimo, apoyo e inspiración que vienen de compartir la responsabilidad de criar hijos con un cónyuge amoroso.
«A veces me preocupo de que no soy una buena madre», me confesó Elaine.
«Usted es una buena madre», rápidamente le aseguré. «Cinco personas pequeñas aquí parecen creer que usted es la mejor de todas».
Pero no es fácil ser la mejor amiga de alguien cuando usted misma está luchando por sobrevivir. Elaine trabaja duro para proveer para su familia. Frecuentemente trabaja horas extras y toma clases nocturnas para mejorar sus habilidades. Aun así, nunca hay suficiente dinero para las necesidades, aun menos para los lujos.
Si usted es una madre soltera como Elaine, usted entiende que al final de un día largo, desearía que hubiera alguien que le de apoyo, para compartir la carga y para hablarle. Alguien que la ame a usted. En cambio, frecuentemente hay más preocupación y más trabajo. Los niños necesitan alimento. Necesitan ayuda con sus tareas. Su ropa necesita ser remendada. Necesitan zapatos nuevos. La necesitan a usted. Y eso es lo que le da ánimo para seguir. Ese pequeño niño o niña, quizás lo único bueno que salió de esa relación destrozada, significa todo para usted.
Usted desea que cada niño tenga éxito y que tenga una vida mejor que la que usted tuvo. Si usted es cristiana, desea que ellos conozcan a Dios como usted lo conoce. Pero hay tantas distracciones que conspiran contra el éxito. Las influencias negativas tiran y arrastran a sus hijos, especialmente en las ciudades grandes donde tantas de las madres solteras viven. A veces parece como si fuera usted contra el mundo, y el mundo está ganando en todos los frentes.
«Me siento mal por mi mamá porque ella tiene que trabajar duro todos los días, y todavía va a la escuela. Amo mucho a mi mamá, y no hay nadie quien me pueda alejar de ella. Si tuviera que escribir un libro acerca de ella, nunca terminaría». Samantha, 14 años, hija de una madre soltera.
El poder de mamá
Hay una esfera en la cual usted tiene una ventaja invencible. Las calles pueden seducir a sus hijos. Hábitos destructivos pueden tentarlos. Otros pueden influenciar sus valores y emociones. Pero no hay nadie más quien pueda amarlos como usted.
Cada maestro, consejero, magistrado y ministro conoce el poder del amor de una madre. El amor de una madre es el amor que se asemeja más al amor divino que el apóstol Pablo describe en la Biblia como un amor que «Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13:7).
A veces ese amor también es ciego, rehusando reconocer faltas que son evidentes para otros. Una madre busca algo positivo en sus hijos, aun cuando otros ven poco bueno. Aun los que tienen menos esperanza tienen una madre que espera lo mejor. El amor de una madre por sus hijos es tan incondicional como puede llegar a ser el amor humano. Es su territorio, y suyo solamente. Reclámelo. Instálese. Ocúpelo. No desista.
Las personas, especialmente los jóvenes, son profundamente influenciados por aquellos que sienten que verdaderamente los aman. Así que, lo que sucede dentro de las paredes del hogar de su familia, aunque pobre y sin lujos, será una de las importantes influencias; quizás la más importante, que decide en que tipo de personas se convertirán con el tiempo sus hijos cuando sean adultos.
Enfatizo con el tiempo porque habrá muchas ocasiones cuando sienta que no está progresando casi nada. En lo que tiene que ver con la enseñanza de valores apropiados, no obstante, el verdadero progreso frecuentemente puede medirse por victorias pequeñas. ¿Victorias pequeñas? Son aquellos momentos cuando su hijo o hija, después de una lucha interna, elige el comportamiento correcto. O le ofrece un «lo siento» en voz baja después de una confrontación con usted.
Rayos de sol
Tales momentos son los rayos de sol en un cielo frecuentemente tempestuoso. Lo tranquilizante es que su enseñanza, su esperanza y sus oraciones están haciendo una diferencia, aunque quizás todavía no ve la diferencia. Sus hijos pueden cometer muchos errores, y frecuentemente elijan hacer lo malo. Pero si el hogar es un lugar donde los verdaderos valores no son transigidos, por lo menos sabrán cuando están mal.
Nunca menosprecie la influencia de un ambiente hogareño amoroso, alimentado con ese amor especial que usted, y sólo usted, puede reclamar como su territorio.
En la Biblia, Dios se revela a sí mismo como un padre. El amor de padres es vital para ayudar a los niños a desarrollar su relación con Dios. «No quiero un padre en el cielo», un niño pequeño me dijo una vez. «Los padres le pegan a uno».
Aprendiendo sobre Dios
Los niños pueden aprender algo positivo acerca de como es Dios por la manera como usted los ama. Sus hijos necesitan experimentar amor incondicional y aceptación. Ayúdelos a entender, por la manera en que los trata, la necesidad de corrección y disciplina cuando hacen lo malo. Y déles perdón total y reconciliación cuando se arrepientan de lo que hicieron. Reconozca y elogie a sus niños cuando elijan lo bueno. Esto es tan importante.
Un preso que está cumpliendo una larga sentencia en una prisión de máxima seguridad me dijo una vez: «Mientras crecía, el único reconocimiento que recibí fue por lo malo que hice. Así que aun cuando me hice cristiano, era difícil tener el incentivo para hacer el bien».
Tenga cuidado de dar el ejemplo correcto en sus propias relaciones y en su vida social. Su amor puede ser el único refugio que sus hijos conocen en un océano turbulento. Sea sensible a cualquier cosa que parezca amenazarlo.
Somos como una “pareja”
Una bella y despampanante madre joven en Nueva York me dijo: «Muchos hombres me quieren cuando se enteran de que no estoy casada. Pero les digo que aunque no estoy casada, en realidad tampoco soy soltera. Mi hija y yo tenemos una relación de por vida, y cualquier hombre que me quiera debe reconocer esto. Mi hija y yo somos una “pareja»
Es difícil dar amor si usted no lo ha recibido. Quizás, como tantas madres solteras, usted vino de un ambiente trágico de abuso, y tiene que luchar con sus propios sentimientos de insuficiencia y falta de auto estima. Usted necesita a un amigo quien lo entienda y lo ame. Jesucristo puede ser ese amigo. Jesús entiende sus necesidades.
Jesucristo respeta y honra a las madres. Él amó profundamente a su madre, María, la extraordinaria mujer que eligió tenerlo, y quien sufrió con Él, y estuvo a su lado en su muerte. Antes de morir, Jesús le encargó el cuidado de María «al discípulo a quien Él amaba» (Juan 19:26-27). Jesús mostró que entendía las necesidades de una mujer que lo había amado con un amor de madre, y quien ahora tendría que enfrentar al mundo sola.
Él la ama a usted de esa manera. Así que reclame ese amor también. ¤
Foto por PresidenciaRD
Foto por TravelingMan
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