Vida

“En Él estaba la VIDA, y la VIDA era la Luz de los hombres” (Juan 1:4)

Hoy nos acordamos de que somos «polvo»; abrazamos nuestra mortalidad. No para hacernos mórbidos o miserables, sino para descubrir una nueva libertad para tomar el don de la vida.

Juan nos dice que la vida viene a nosotros a través de Jesucristo.

La hermosa, diversa y frágil vida de la creación.

La personal, preciosa y compleja vida de nuestra propia existencia.

Lee

Juan 1:1-5

En el principio ya existía el Verbo,

y el Verbo estaba con Dios,

y el Verbo era Dios.

Él estaba con Dios en el principio.

Por medio de él todas las cosas fueron creadas;

sin él, nada de lo creado llegó a existir.

En él estaba la vida,

y la vida era la luz de la humanidad.

Esta luz resplandece en las tinieblas,

y las tinieblas no han podido extinguirla.

Detente

Toma tiempo hoy… para ver los signos vitales dentro de ti y a tu alrededor; y dar gracias.

Haz una pausa para orar… reconoce a Dios como la fuente de vida, y pon tu vida y tu mortalidad en las manos eternas de Dios.

Actúa

Haz tiempo hoy… para ser un signo vital para otros. Vive la vida de tal forma que seas luz para todos los que te rodean.

En familia

En estos días en el hemisferio norte los días son cada vez más largos y la más luz fuerte. El mundo parece volver a la vida después del invierno.

• Pon un poco de flores de primavera en un jarrón dentro de tu casa.
• Si el tiempo es bueno, puedes pasar tiempo jugando al aire libre con tus hijos después de la escuela esta tarde.
• Haz una tabla para registrar con tus hijos a qué hora se hace de noche cada noche.

Pregúntense: ¿Cómo podemos dar vida a las personas que nos rodean?

Oren en familia: “Tú nos hiciste y también a todo el universo, y llenaste el mundo con vida”.

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