Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo
Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo. Marcos 1:11
Jesús nos enseñó a orar a Dios como a un padre, lo que nos hace a todos hermanos, no sólo entre nosotros sino también con Jesús. Igual que Dios confirma a Jesús en su bautismo como su hijo amado, Dios afirma que somos sus amados hijos e hijas con quienes Él se complace.
A veces creemos que porque hemos pecado y nos hemos apartado de Dios, no nos merecemos tal título. Pero no importa lo que haya sucedido o lo mal que las cosas parezcan, tú, yo y Jesús somos una familia.
Reconocer y expresar esa relación es la fuente suprema de sanidad para cada uno de nosotros, para reconciliarnos con otros de quienes nos hayamos apartado o a quienes les hemos hecho daño, y para volver a relacionarnos con Dios a través de nuestro hermano Jesús.
Repite lo siguiente en oración hoy: Soy un hijo amado con quien Dios se complace.