Frodo: No puedo hacer esto, Sam.
Sam: Lo sé. Todo está mal. Por derecho que ni siquiera deberíamos estar aquí. Pero estamos. Es como en las grandes historias, Sr. Frodo. Las que realmente importaban. Estaban llenas de oscuridad y peligro. Y a veces uno no quería saber el final. Porque, ¿cómo podría el final ser feliz? ¿Cómo podría el mundo volver a ser como era cuando tanto mal no había ocurrido? Pero al final, es sólo una cosa pasajera esta sombra. Aún la oscuridad debe pasar. Un nuevo día vendrá. Y cuando el sol brille, brillará más claro. Esas eran las historias que aprendimos. Eso quería decir algo, incluso si eramos demasiado pequeños para entender por qué. Pero creo, señor Frodo, que lo entiendo. Ahora lo entiendo. Los personajes en esas historias tenían un montón de posibilidades de volver atrás, sólo que no lo hicieron. Siguieron su camino. Porque estaban aferrados a algo.
Frodo: ¿A qué estamos aferrados nosotros, Sam?
Sam: A que hay algo bueno en este mundo, señor Frodo… y vale la pena luchar por ello.
– JRR Tolkien
Las Dos Torres