Por Piedad de Mosquera
Bogotá Colombia
Cuando Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar, el Señor le dijo que setenta veces siete. Con su respuesta, Jesús estaba diciendo: “Perdona s i e m p r e, sin importar cuantas veces te hayan herido, así que no lleves cuentas.”
Luego prosiguió a contar una parábola sobre un rey y dos de sus siervos (vea Mateo 18:21-35), en esta historia, el Rey representa a Dios y el esclavo deudor nos representa a nosotros. Jesús escogió la suma de diez mil porque en los tiempos bíblicos esta cantidad era demasiado dinero. Un talento era el salario que un hombre podía ganar por el trabajo de un año. La vida de aquel esclavo no le habría alcanzado para pagar su deuda; iba a necesitar diez mil años para hacerlo. Cuando pecamos tenemos una deuda muy grande con Dios; una que no podemos pagar aunque nos parezca que nuestro pecado es pequeño o insignificante. Podemos quedar pasmados ante tal idea si sentimos que nunca hemos hecho algo realmente malo. Sin embargo recordemos que el pecado más grande es la independencia de Dios. Proverbios 3:6: “Reconócelo en todos tus caminos”. ¿Podemos decir algunos de nosotros que nunca hemos obrado independientemente de Dios? NO. Esto nos hace deudores de Él. Como no podemos pagar por nuestros pecados, Dios envío a su hijo para que por su sacrificio en la cruz pagara por todos nuestros pecados. Cuando Dios nos perdona ya está. Somos perdonados y liberados.
El Rey perdonó la deuda del esclavo y fue limpiado. La carga de toda su vida ya no estaba más pero muy pronto el esclavo se olvidó de esto y al cobrar al que le debía obró sin nada de misericordia, sino que lo agarró del cuello y lo metió en la prisión. Otros siervos que sabían de la gran misericordia que el rey había tenido con él vieron la injusticia y le informaron al rey.
El Rey llamó al esclavo y le dijo “ !Siervo Malvado toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. ¿No debías tu también tener misericordia de tu con-siervo, así como también yo tuve misericordia de ti? (Vrs 32,33). Y enojado, el rey hizo que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. Cuando Jesús terminó la parábola le hizo la aplicación a Pedro así como a nosotros: “Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano”(vrs. 35)
¿Realmente estará hablando de nosotros, sus hijos perdonados? SI. Cuando no estamos dispuestos a perdonar y a obedecer los mandamientos de Dios nos aprisionamos a nosotros mismos cayendo en los lazos del enojo, la amargura, la culpa, el odio, el miedo y la incapacidad de perdonarnos a nosotros mismos. El perdón es la solución para escapar a esos tormentos.[1]
La posición de Jesús respecto al perdón es radical: “Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” El nos hace libres para perdonar a otros, tengamos en cuenta que la falta de perdón no es saludable para el corazón, el alma o el cuerpo.
[1] Muriel y Shelly Cook. ¿Necesito ayuda! podemos hablar? Editorial Mundo Hispano.