En algunos lugares del mundo, la sal puede ser difícil de encontrar. Ocasionalmente se pone rancia y parece perder su salinidad esencial.
Una tribu congolesa tiene un proverbio que dice: “Amby’ofel’ekae, bokw’onko bobe”. Una traducción aproximada es: “Deja de buscar faltas con verdes; esa sal es mala”. Esto significa que se la sal está apagada, entonces usa algunas hierbas para sazonar la comida. Suena como una idea saludable, ¿verdad?
Jesús explicó que la sal sin sabor no tiene valor, sólo sirve para ser tirada. “La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar?” (Marcos 9:50). Su respuesta para nosotros es “Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros”. De alguna manera, una vida bien sazonada está conectada con vivir en paz con otras personas. La versión de Mateo de la misma historia incluye a Jesús proclamando que nosotros somos “la sal de la tierra” (Mateo 5:13).
¿Qué quiere decir Jesús? Yo creo que él quiere decirnos que nuestras vidas deberían estar sazonadas con gracia. La gracia que hemos recibido debe dar sabor a las vidas de los que nos rodean. A veces, sin embargo, dejamos que nuestra gracia se vuelva rancia y somos de poca ayuda a los demás. La gracia que Jesús nos dio no debería estar guardada sin uso en algún recipiente, envejeciendo y haciéndose rancia. Debe ser usada para enriquecer las vidas de otros.