Los líderes de la iglesia primitiva describían a la Trinidad con la palabra pericoresis (peri-círculo coresis-danza):
La Trinidad es una danza eterna del Padre, del Hijo y del Espíritu, compartiendo el amor, el honor, la felicidad, la alegría y el respeto mutuo… el acto de Dios de la creación significa que Dios está invitando a más y más seres a la eterna danza de felicidad. El pecado significa que la gente está saliendo de la danza… tropezando los pies en lugar de moverse con gracia, ritmo y reverencia. Así que, en Jesús, Dios entra en la creación para restaurar el ritmo y la belleza de nuevo.
– Brian D. McLaren