[pullquote]Señor Jesús, ¡qué bueno que viniste a traer luz al mundo! Amén.[/pullquote]
«Una vez más Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida“ (Juan 8:12).
En 1646 el artista holandés Rembrandt creó una pintura llamada «La adoración de los pastores». Representa su visión de lo que fue para los pastores ver al niño Jesús. La pintura es oscura porque es una escena de la noche dentro de un establo. Los tonos oscuros obligan al espectador a estudiar las imágenes cuidadosamente. En el centro está el Niño en el pesebre. María está a su lado, José atrás. Los pastores se reunieron alrededor, estudiando atentamente el bebé cuyo nacimiento fue anunciado por el coro angelical. Si nos fijamos en la penumbra, se puede ver los contornos de las ovejas. Los pastores no podían dejar a sus ovejas afuera así que las llevaron al establo con ellos. A la derecha una escalera desvencijada se inclina en un travesaño. Junto a la escalera está un gallo. Si te fijas bien la escalera y la viga transversal hacen la tenue silueta de una cruz. El gallo es un símbolo de la traición en un futuro lejano. Incluso en este momento feliz, la cruz se cierne sobre el Jesús bebé.
A diferencia de otros artistas del Renacimiento, Rembrandt no pintó a Jesús con un halo. Él es un bebé muy normal, muy humano. Pero la característica más significativa es la luz. Todo es oscuro en la pintura, excepto el bebé en el pesebre. La luz no brilla sobre el bebé; brilla hacia fuera de él. Esta fue la manera de Rembrandt de decir que toda la esperanza y la luz brilla desde el pesebre iluminando un mundo oscurecido.
Esta amada canción de Navidad lo dice así:
Noche de paz, noche de amor,
Ved que bello resplandor,
Luce en el rostro del Niño Jesús,
En el pesebre del Mundo la Luz,
Astro de eterno fulgor,
Astro de eterno fulgor.
En Génesis 1:3 la Biblia nos presenta la primera creación de Dios: la luz.
El Salmo 104 llega incluso a decir que la luz es el vestido de Dios: “Señor, Dios mío, qué grande eres! Vestido de majestad y de esplendor, envuelto en un manto de luz”.
“El Señor es mi luz y mi salvación, a quién temeré?” (Salmo 27:1).
Jesús se presenta diciendo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12)
El profeta Isaías recordaba a su pueblo: “Ay de los llaman bien al mal y mal al bien, que toman la oscuridad por luz y la luz por oscuridad” (Isaías 5:20)
Cristo y la luz verdadera
Jesús se refiere como la «luz verdadera» en Juan 1:9 • «Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo». Él es la Luz no creada de más allá del Universo, que llena todo el
Universo. Él da luz a todos. Su luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pueden comprenderlo, entenderlo, ni extinguirlo. «La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella». Juan 1:5
Él brilla en y por medio de la oscuridad, y nada se esconde de su luz. Es decir no hay sombra, y nada detiene su luz. Esta Luz Eterna pasó a ser plenamente hombre en Jesucristo.
El Cristo Cósmico, la Luz no creada
La LUZ resplandece en la oscuridad y la oscuridad no puede extinguirla ni comprenderla.
Características de la luz creada:
- No necesita de un medio para transmitirse.
- Es constante para todos.
- Es invisible.
- Tiene mucha información y datos.
Características de Cristo, la luz no creada:
- La Luz Verdadera – Jesucristo, alcanza a TODOS con la gracia.
- Él ha sido derramado sobre todos los hombres – justos e injustos.
- Todos somos especiales porque somos alcanzados de la misma forma constante.
La forma griega de ver el mundo
Dualismo
Cielo ————— Infierno
Dios ————— Satanás
Jesús ————- Mundo
Cuerpo ———– Mente
Espíritu ———- Alma
Masculino ——- Femenino
El Evangelio que se predica hoy está enmarcado en su mayoría en esta cosmología griega equivocada:
- Estamos separados de Dios
- Nuestra separación es por el pecado
- Tenemos que regresar a Dios
- Jesús es un método para regresar
¿Hay esperanza en el mundo? ¡Sí! La luz invadió el mundo hace 2000 años en Belén. Si queremos que la esperanza llene nuestras vidas, hagamos lo que los pastores hicieron hace tanto tiempo. Reconozcamos al rey e inclinémonos ante Él. La luz y la esperanza están disponibles para todos. No cierres tus ojos y podrás ver en fe.
¿Vas a inclinarte ante Jesús y le reconocerás como tu Rey?
Señor Jesús, ¡qué bueno que viniste a traer luz al mundo! Amén.
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