 Jesucristo no se quedó en la Sede Central recibiendo informes sobre el sufrimiento en el mundo aquí abajo y dando palabras de aliento a unos pocos de nosotros desde una distancia segura. No, Él bajó a donde nosotros vivimos, a las trincheras de primera fila… donde luchamos con nuestras ansiedades y la sensación de vacío e inutilidad, donde pecamos y sufrimos el sentimiento de culpa, y donde finalmente tenemos que morir. No hay nada que él no soportó con nosotros.
Jesucristo no se quedó en la Sede Central recibiendo informes sobre el sufrimiento en el mundo aquí abajo y dando palabras de aliento a unos pocos de nosotros desde una distancia segura. No, Él bajó a donde nosotros vivimos, a las trincheras de primera fila… donde luchamos con nuestras ansiedades y la sensación de vacío e inutilidad, donde pecamos y sufrimos el sentimiento de culpa, y donde finalmente tenemos que morir. No hay nada que él no soportó con nosotros.
Él lo entiende todo.
– Helmut Thielicke (1908 – 1986)

 
 