La Biblia dice que no debemos de compararnos con otros, pero no es fácil no hacerlo. Para algunos de nosotros empieza pronto en la vida, cuando pensamos que a papá o a mamá le gusta un hermano más.
Una vez mis dos hijos me preguntaron a cual de ellos quería más. Les dije que amaba a cada uno incondicionalmente. Por supuesto, son diferentes, y tienen atributos especiales que me encantan en cada uno de ellos. Esa distinción, lo que me gusta en cada, no hace diferencia sobre cuanto los amo. Así que procedí a compartir con ellos una larga lista de sus atributos personales, individuales y únicos.
Las cualidades únicas personales son una parte vital por las que cada uno somos tan valiosos para nuestros semejantes y para toda la creación. Me parece que Dios creó tantas posibilidades de conformación personal para ¡que no haya nadie igual que tú!
Personalmente, es un alivio pensar que estoy completa y total como Dios me ha creado y que incluyendo cualquiera de los factores en la vida: talentos, finanzas, apariencia, estilo, educación, oportunidades, etc., siempre habrá alguien con más y alguien con menos.
Identificar y nombrar características individuales con mis hijos fue el inicio para ayudarles a ver su propia valía. Incluso ahora continuo sorprendiéndome por las cosas que otros notan en mí y comparten conmigo. Necesitamos esa información y parecer para ayudarnos a mejorar y crecer. Comprender lo que nos sale fácilmente y lo que nos cuesta más, según nuestras habilidades personales, es una clave para tener éxito en la travesía de los muchos desafíos de la vida.
He aquí parte de la lista personal que hice:
- Cosas que me gustan: Leer.
- Cosas que hago con facilidad, pero no son particularmente divertidas: Planchar.
- Cosas en las que soy buena: Patinar.
- Cosas en las que no soy buena, pero me gustan: Las matemática
- Cosas que debo de hacer: Limpiar la casa y pagar las cuentas.
- Cosas que no me gustan nada: Hablar por teléfono.
[pullquote]Vivir pensando que estoy, incluso en una forma pequeña, usando los dones únicos que Dios me ha dado me da un sentido de propósito y gratitud.[/pullquote]
Hacer la lista me ayudó a conocerme mejor a mí misma. Es una lista que continua creciendo y que cambia a medida que yo lo hago. Fue divertido hacerlo con mis hijos también. Aprendieron que nuestras particularidades no son mejores que las de otros; son solo diferentes. También ha sido útil en la división de tareas en la casa. Por ejemplo, a mí me encanta hacer la colada, a mi hijo le gusta planchar, y mi hija disfruta volviendo a ordenar la ropa en los armarios. Así que funciona muy bien. Al mismo tiempo, a ninguno nos gusta sacar la basura, pero tiene que hacerse. Hay una lección que debe aprenderse: la vida no te da todas las cosas que deseas. Hay muchas cosas cada día que desearías no tener que hacer, pero las haces. Es la práctica de la autodisciplina.
Vivir pensando que estoy, incluso en una forma pequeña, usando los dones únicos que Dios me ha dado me da un sentido de propósito y gratitud. Cada vez que me comporto con propósito, viviendo como la persona que Dios me hizo para que sea, me impresiono a mí misma, y no hay lugar a la comparación con otros.
Cuando me impresiono a mí misma es imposible tener lo que yo llamo una baja valoración propia. Prefiero el término valoración a autoestima, porque se refiere a mi inventario personal. La baja autoestima supone mirar interiormente, ser absorbida con fallos personales, reales o imaginarios, impresionar a otros y contemplarte a ti misma. La valoración propia, por otra parte, me ayuda a identificar como uso mis atributos, dados por Dios, para cumplir los propósitos únicos que Dios ha establecido para mí en su buena creación.
Así que en lugar de compararme con otros, hago de impresionarme a mí misma una práctica regular. Después de todo, no solo pertenezco a Dios, soy la obra de sus manos, hermosa, única y amada, y tú también lo eres. ¿Por qué no te impresionas a ti misma hoy?
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Revista Verdad y Vida | Julio-Agosto 2015: