Esperanza estaba ensimismada frente a sudoctor oncólogo, cristiano y pastor mientras escuchaba lo que tenía que hacerpara confiar en las promesas del Señor cualquiera que fuese su circunstancia.
“Sabes Esperanza”, continuó el doctor, “una de laspromesas de la Palabra de Dios, que ha significado mucho para mí a lo largo demi viaje de fe, se encuentra en el libro de Jeremías, capítulo 29, versículo11”. Andrés pasó las páginas de su Biblia rápidamente y leyó: Porqueyo sé muy bien los planes que tengo para vosotros afirma el Señor, planes debienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.
“Este versículo no significa que no tengamosproblemas en la vida. No dice que todo irá perfectamente de acuerdo a mi plan.Pero me da la esperanza, la fortaleza y el aliento que necesito para superarlas marejadas en el mar de la vida. Me encanta lo que el profesor DavidNicholas dice sobre las promesas de Dios: “Las promesas de Dios son como las estrellas;cuanto más obscura está la noche, más brillan”.
Esperanza aprovechó la inflexión del doctor y amigopara comentar: ‘Ahora veo más claro como el patriarca José se mantuvo conesperanza y ánimo para seguir remando cuando todas las situaciones en su vida parecíanestar contracorriente’. “Así mismo es”, comentó Andrés. “La tercera verdad quevemos de inmediato, al leer la vida del patriarca José (Génesis 37 al 40),es que en medio de los desafíos que le acosaron, él recordó la presencia deDios”.
Recordar la presencia de Dios
“La realidad es que esta es una de las cosas a lasque José se aferró en medio de sus desafíos. De hecho, una de las realidadesque destacan claras al leer la historia de José es, que las personas que veníana estar en contacto con él llegaban a ser conscientes de que donde quiera queiba, o en toda cosa que hacía, Dios estaba con él. Ves”, dijo Andrés mirando asu paciente y más que amiga, por la que el amor estaba empezando a enraizar ensu corazón, “una de las cosas que José tenía claro en los desafíos de su vidaera que él nunca dudó de que el Señor estaba con él, y está contigo también,Esperanza.
Hay una frase importante que se registra cincoveces en la narración de la vida de José, y esa frase aparece en la misma más omenos cuando el patriarca está pasando por una crisis o por una derrota grande.¿Cuál es esa frase?: El Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su amor(Génesis 39:21).
Cuando todo en la vida de José iba mal, cuando lascircunstancias que lo rodeaban eran desafiantes, cuando las situacionesparecían insuperables, ¡Dios estaba con José!
La verdad es que esa era la mayor fuente defortaleza en medio de los desafíos que le sobrevinieron. Pero lo que la mayoríade nosotros somos tentados a hacer en medio del dolor y la confusión en nuestravida es huir de la presencia de Dios.
En otras palabras, cuando los desafíos de la vidanos golpean, parece que lo que más inclinados estamos a hacer es volvernos anuestra propia fuerza.
Cuando las circunstancias que nos rodean se tornandolorosas, la realidad es que a menudo tratamos de solucionar los problemas pornosotros mismos, tratamos de hacer todo lo que podemos para que la situacióndesaparezca. ¿Y sabes lo que sucede cuando nuestros intentos propios no funcionan,cuando no podemos arreglar la situación, o ver la luz al final del túnel? Esentonces cuando empezamos a buscar culpables. Es cuando a menudo nos volvemos aDios y le hacemos aquella pregunta difícil: ‘¿Por qué a mí Dios?’. Pero algoque José comprendió es que Dios estaba con él ¡incluso en medio de losdesafíos!”.
Esperanza preguntó: ‘¿Significa eso que nunca seenojó o gritó?’.
Andrés empezó a contestarle: “No. Eso no significaque José nunca se enfadara o nunca gritara a Dios en medio de las tempestadescon las que se encontró en su vida. La verdad es que como algunos de losgrandes de la fe, José tuvo sus momentos. Hubo veces en que en medio del caosgritó a Dios. Pero a largo plazo lo que comprendió es que Dios estaba con él.
Después de haber sido vendido como esclavo por sushermanos, de ser acusado de abuso que nunca cometió, después de haber sidotraicionado por sus compañeros de prisión, lo que el Faraón percibió en Joséfue que la presencia de Dios nunca le había dejado. Escucha lo que dijo: Entoncesel Faraón les preguntó a sus servidores: ‘¿Podremos encontrar una persona así,en quien repose el espíritu de Dios?’” (Génesis 41:38). ◊ Odisea Cristiana