El equilibrio
Clara Rosique
(1ª Juan 2:6)
¡Cuán difícil Señor es para el ser humano
andar en este mundo equilibradamente!
pues lo hacemos erguidos con aire soberano
o torpes y torcidos, de modo indiferente.
las vanas discusiones o querellas
nos hagan olvidar nuestro destino
o nos priven de ver el rastro de tus huellas.
andar en este mundo equilibradamente!
pues lo hacemos erguidos con aire soberano
o torpes y torcidos, de modo indiferente.
Si Tu no fueras, ¡oh Señor!, paciente
dándonos ocasión día tras día
de iniciar nuestro andar debidamente,
el equilibrio humano, sería una utopía.
Tus huellas nos dejaste como guía
quedaron bien impresas y marcadas,
no las borra ni el viento o la sequía
para aquellos que buscan tus pisadas.
Con todo, nuestro andar; nuestras jornadas
llenas están de pasos malgastados
o de acciones que, mal equilibradas,
nos inducen a andar por otros lados,
a pesar de ser avisados
acerca de lo angosto del camino
y siempre por ti mismo amonestados
en nuestro andar diario peregrino.
las vanas discusiones o querellas
nos hagan olvidar nuestro destino
o nos priven de ver el rastro de tus huellas.