La respuesta que Dios espera de nosotros y de las personas a las que les damos la buena noticia, es una respuesta que no debe ser forzada, por interés o según lo que otros esperan que respondamos, sino de nuestro corazón. Estudiaremos el encuentro de María de Nazareth con el ángel Gabriel. Gabriel le anuncia a María lo que le va a suceder y la respuesta de ella está ligada a nuestra propia respuesta a Dios. (Basado en una entrevista a Roger J. Newell)