Por Mike Feazell
No hace mucho, en una clase de escuela dominical, estaba escuchando a una dama muy bien vestida tratando de reclutar personas para un nuevo programa de estudio Bíblico que ella había ayudado a poner en marcha. «Bueno, no tenemos una agenda que nos presione,» explicó.
Eso suena bien, pensé. Sería agradable estudiar la Biblia con personas que no tienen nada que probar, ni una agenda que los presione. -Seguí escuchando.
«Probablemente han estado en estudios Bíblicos donde la gente discute sobre esta o aquella interpretación Bíblica. Bueno, como saben, esta es la manera como se introducen las herejías. Así que nosotros solo estudiamos la Biblia y no entramos en discusiones o controversias doctrinales.” -Ese es un noble propósito-, pensé.
Quizá establezcan con anticipación que cuando surja un punto de desacuerdo, lo identificarán y seguirán adelante enfocándose sólo en los asuntos que no sean controversiales. Seguí escuchando. «Dejamos que sea sólo la Biblia la que nos guíe, eso termina con las discusiones y previene la herejía”, explicó. Bueno, después de esto, todo lo que yo pude escuchar fue algo como: «No hay gatos en América, y las calles están pavimentadas con queso“ (tomado de la canción “Papa Mouse” en la película animada “Una Cola Americana”), porque sucede que yo sé que no hay tal cosa como un estudio Bíblico en el cual “dejamos que sea sólo la Biblia la que nos guíe”.
Nos guste o no, todos llevamos nuestras inclinaciones, prejuicios e ideas preconcebidas a la Biblia. Podemos hacer nuestro mejor esfuerzo por controlar estas ideas, pero no podemos eliminarlas completamente, así que haremos bien en al menos darnos cuenta de que están presentes. Rivalidad en la familia. Hay muchas cosas en las que los cristianos no están de acuerdo.
Por eso es que hay denominaciones, sectas, Iglesias sin denominación, Iglesias independientes, Iglesias renovadas, y reorganizadas todas ellas manifiestan sus doctrinas y se categorizan clara o a veces no tan claramente– como Protestantes, Cristianos, Cristianos Ortodoxos, Católicos Romanos, Evangélicos, Fundamentalistas, etc. Enarbolando doctrinas que van desde conservadoras a liberales, de ortodoxas a neo-ortodoxas, etcétera. De tal manera que hablamos de la “familia” de iglesias Metodistas, o de la “familia” de Iglesias Bautistas o de la Episcopal, Presbiteriana, Luterana, Pentecostal, Adventista, Reformada o las “familias” de Iglesias Congregacionales. Hay incluso una “familia” de iglesias Menonitas. Y ¿qué tienen en común todas estas “familias”? Adivinaste. No pueden convivir. No están de acuerdo sobre algún punto o puntos sobre los cuales ellos están convencidos de que ellos son los que permanecen fieles a diferencia del resto de la “familia”, eso sin mencionar que también están convencidos de que ellos son los que permanecen fieles a diferencia del resto de la cristiandad. Lo verdaderamente esencial Esperamos, por supuesto, que todos estemos de acuerdo en lo básico de la fe: Jesucristo, el Hijo de Dios, murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación. Aparte de esto, se empieza a complicar el establecer cuáles exactamente son las doctrinas básicas y peor aún, cómo exactamente deben ser planteadas.
Estoy seguro que algunos tendrán objeciones respecto al párrafo que acaban de leer. En mi experiencia, «nos basamos en la Biblia”, es sólo otra forma de decir: Usamos la Biblia para defender y promover nuestras propias opiniones sectarias. El querer aprender de la Biblia no va de la mano con Biblias “arregladas” e ideas preconcebidas. Sino con corazones abiertos y espíritu humilde, no para discutir, sino para escuchar. No importa a cuál clase de iglesia estemos afiliados, podemos aprender los unos de los otros en un debate sano y respetuoso, bajo la palabra de Dios, como hijos amados dentro de la familia de Dios. ◊