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Edificar sobre la roca, tiene resultados firmes y duraderos. Lo he experimentado en mi vida. Cuando enfocas tu sentir, tus pensamientos en la Palabra de Dios, siempre sales victorioso sea cual haya sido la prueba vivida.
Vivo con mi esposo, nuestro único hijo se casó, conforma una hermosa familia, con un niño de cinco años y asisten a una Iglesia cristiana. Hace 28 años conocí de verdad a Dios, porque antes como dijo Job: «de oídas le había oído, más ahora mis ojos le ven». Fui católica practicante, me gradué de maestra, me casé, ambos laborábamos, desde el principio procuré que tuviéramos nuestra vivienda y las cosas necesarias. Situaciones difíciles me llevaron a renunciar al cargo oficial del magisterio, luego estudié auxiliar contable en el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, y laboré en la empresa comercial. Pero después de varias experiencias no satisfactorias, y que mi esposo quedó cesante, le pedí a Dios mi “escuelita” y un trabajo para mi esposo, que nos sustentara, Y para finales de 1984 fundé la escuela y él comenzó a laborar.
Mi madre cristiana me hablaba de la Palabra, yo me molestaba, luego acepté sus oraciones y empecé a participar un poco. Me fue muy bien con el Colegio y para 1986 estaba aprobado y con mucha acogida en sus alrededores. En 1988 conocí más de Dios, en mi convalecencia después de dos intervenciones quirúrgicas. Mi forma de ver la vida cambió y comencé desde mi colegio a servir al Señor, con la oposición de mi esposo, quien veía en la iglesia un rival. Terminé la Licenciatura y luego un Postgrado en Educación. Con el pasar de los años, el Colegio tiene un edificio de dos plantas, con restaurante escolar, enseñanza Prescolar, Primaria, Secundaria y Media y es la sede de la Iglesia de Dios Universal Barranquilla una congregación de Comunión de Gracia Internacional, allí se realizan los servicios. Fui ordenada Diaconisa de la Iglesia.
Cuando todo esto comenzó a suceder, el Colegio fue atacado por unos vecinos mal intencionados que querían perjudicarlo en su integridad moral y física, atacando a sus dueños, pero salimos victoriosos.
Somos diez hermanos, he organizado con todos reuniones donde siempre está presente la palabra de Dios y las oraciones. Mi madre siempre les predica. En mucho han sido influenciados a un cambio de actitud. Ya somos seis congregándonos.
Éramos pocas personas. Había miembros mayores y la denominación no ordenaba mujeres en el ministerio. Pero con la pasión por enseñar la Palabra, que Dios me ha dado, Él fue añadiendo, padres de familia, maestras y estudiantes de mi Colegio a la Congregación y fue añadiendo sus familiares y hoy somos unos 60 entre miembros y asistentes.
Y un grupo de jóvenes de 15-20 muchachos se reúnen cada viernes. Habían pasado 10 años, cuando me arriesgué a predicar temas para la mujer desde el púlpito, lo cual tuvo oposición de un miembro mayor, que me dijo: “hay que tener cuidado, las mujeres no predican” pero seguí adelante. A veces me sentía sola, a veces lloraba (yo arreglaba el templo, yo atendía los asuntos de la Iglesia, yo visitaba y llamaba a los miembros…). Los pastores de Bogotá y sus líderes, oraban al Señor pidiéndole un equipo de trabajo que me apoyara en la obra, Dios me llevó a tomar las riendas del grupo con el apoyo del Pastor Héctor Barrero, un equipo de trabajo comenzó a surgir, el pastor Barrero, nos llevó varias visitas de ministros de USA y en 2007 fui ordenada Pastora.
Tenemos un Seminario anual con asistencia de unas 60 personas e invitados de otras regiones. Realizamos varias actividades evangelistas: Banquetes gratis al vecindario, Escuela para padres de la comunidad y Curso para Matrimonios.
Poniendo a Dios como prioridad, hemos edificado el hogar sobre la roca que es Jesucristo y seguimos tratando de que la familia no siga edificando sobre la arena. Jesucristo dice: «he aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno viene a mí yo entraré y cenaré con él» y “por nada estemos afanados, sino que nuestras peticiones sean puestas delante de Él y Él hará”. Yo le pedí, esperé y Él hizo en mi vida de acuerdo con su voluntad.
Cómo pensar que al darme «la escuelita» recibiría tantas bendiciones y que allí iba a estar su Iglesia. Él quiere lo mejor para nosotros.
Hoy mi esposo acepta con agrado, asiste y me colabora en mi servicio al Señor, anualmente me acompaña al Seminario en Bogotá y cada tres años a la Conferencia Internacional en USA.
«Edifica sobre la roca y lo verás»
“Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca” Mateo 7:24-25. ◊