Al estudiar la Biblia muchos notamos que nuestro progreso se detiene cuando nos angustiamos porque no entendemos algún punto.
Cené con uno de nuestros miembros británicos de hace muchos años, Keith Watts y su esposa Deidre.
Durante la segunda guerra mundial, Keith estaba en la Marina Mercante Británica. Sirvió en un convoy del Atlántico transportando material de guerra y hombres entre los Estados Unidos y Europa.
Eran tiempos difíciles. Los submarinos alemanes acechaban constantemente las rutas marítimas, atacando sin previo aviso. Hundían muchos de los barcos, y se perdían miles de vidas.
La comunicación era vital, pero tenía que mantenerse el silencio por radio. Aun un mensaje corto podía ser interceptado por un submarino y utilizado para encontrar la posición del barco. Así que éstos tenían que mantenerse en contacto por medio de lámparas de señales que fueran seguras.
Mas como muchas veces los barcos estaban envueltos en la niebla o escondidos o balanceándose en el mar agitado, a menudo la visibilidad era muy pobre.
Para descifrar un mensaje en código Morse que provenía de una pequeña lámpara destellando a una distancia de 800 metros a través de la niebla y el mar picado, era, por decir lo menos, difícil. Sin embargo, era vital que los mensajes se transmitieran en forma precisa.
Por ejemplo, un mensaje podría provenir del barco guía informando a todos los capitanes que los convoyes no habrían de reunirse a cierta hora.
Keith era el responsable de recibir este mensaje, entrecerrando los ojos hacia el océano podría ser que lograra captar: C-O-N-V- O-Y- N-O… De pronto el barco se movía y él perdía temporalmente su línea de visión.
¿Cuál sería la siguiente letra? Parecía como «raya, punto, punto, punto» o sería «punto, punto, punto» o «raya, punto, raya»; un instante de pánico, pero no por mucho tiempo, porque otra letra empezaba a llegar. ¡Parecía igual que la anterior!
Era importante conservar la calma y recibir el resto del mensaje. Él no se podía dar el lujo de dejar pasar ningún detalle. Por ejemplo, si la siguiente palabra no era captada, esto sería crucial para entender el mensaje completo. Así que los encargados de las señales aprendían a seguir adelante y recibir el mensaje completo, aun si al principio no lo entendían. Ellos sabían que podían retroceder y llenar los huecos una vez que la orientación general del mensaje era obvia.
Keith me comentó que su experiencia le había ayudado considerablemente mientras la iglesia efectuaba los cambios de dirección en los últimos años. Ciertas cosas le han llegado muy claramente, otras, han sido difíciles de entender.
Así que él se concentró en el cuadro completo, en vez de los detalles, hasta que el cuadro total vino a ser claro. Fue mucho más fácil entonces retroceder y mirar lo que al principio quizá no fue claro, y ver cómo todo encajaba.
Me pregunto cuántos miembros de los que se han ido podrían haber permanecido en la iglesia si hubieran entendido este sencillo principio de comunicación.
No deje pasar los detalles; no reaccione antes de que el mensaje haya terminado de transmitirse; no esté tan seguro de que no entiende, hasta que haya visto el cuadro completo.
Esta fue la sabiduría de Gamaliel, cuando aconsejó a sus colegas a esperar y a ver los frutos de la nueva fe cristiana, antes de que reaccionaran contra ésta (Hechos 5:34-39). Este es todavía un buen consejo para nuestros días.