Lecciones de Marcos
Marcos 6:7-12
Reunió a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos….
La primera vez que Jesús envió a los discípulos, les dio instrucciones bastante específicas: Vayan de dos en dos, lleven un bastón (presumiblemente un bastón de pastor—estilo cayado), pero no lleven nada más—ni pan, ni bolsa, ni dinero. Lleven sandalias, pero no lleven dos mudas de ropa. Cuando entren en una casa, quédense en esa primera casa hasta que salgan del pueblo. Y si alguien no los recibe bien o no los escucha, al salir de allí sacudan el polvo de sus pies.
Algo bastante extraño. Aparentemente ellos siguieron las instrucciones, y tuvieron un buen viaje —expulsaron muchos demonios y sanaron muchos enfermos ungiéndolos con aceite.
Pero, ¿por qué éstas instrucciones inusuales? Algunas personas piensan que aquellas instrucciones todavía deberían ser seguidas hoy. No son muchas personas, gracias a Dios, pero hay algunos que se aprovechan de personas generosas y confiadas, citando éste pasaje como su credencial de autoridad para meterse y estafar a alguien haciéndose pasar como «siervos de Dios». No escuchen a tales personas —son engañadores, no son evangelistas o profetas o cualquier otra cosa que ellos pudieran llamarse a sí mismos.
Así que, ¿qué tenía Jesús en mente con éstas reglas extrañas para ésta primera excursión «discipular»? Marcos es breve, sólo da los datos, pero no el trasfondo. Sus primeros lectores probablemente sabían qué estaba detrás de éstas instrucciones, pero después de dos mil años tenemos que tratar de descifrarlo mediante lo que sabemos de las costumbres religiosas y sociales en la Judea del primer siglo.
Dos en dos
El mandato de ir de dos en dos podría ser un reflejo de Deuteronomio 17:6 y 19:15, donde a Israel se le enseñó que cuando menos dos testigos se necesitaban para establecer la verdad de un asunto —en éste caso, la veracidad del ministerio de Jesús.
Ellos no debían llevar pan, ni bolsa ni dinero. Podría ser que Jesús simplemente quería ilustrar el hecho de que sus seguidores debían confiar en Dios para sus necesidades. O podría ser que Él quería mostrar que sus seguidores no eran como ciertos oradores de ese entonces que viajaban a los pueblos con una bolsa recolectora para reunir dinero. O quizás la idea es que ellos debían viajar ligeramente para simbolizar la urgencia de su misión.
Más allá de eso, se pondría bastante turbio. Ellos debían llevar un bastón, o un cayado para caminar. Podríamos inventar un significado para el cayado, pero sería nuestra invención. Por ejemplo, podríamos decir que los discípulos un día serían pastores del rebaño, y que el cayado simbolizaba eso. Pero estaríamos adivinando.
Sacudir el polvo
¿Por qué las sandalias? No se nos dice. El sacudir el polvo de los pies podría ser más fácil de entender. Según la tradición, cuando un judío regresaba a Judea después de visitar un país extranjero, debía sacudir el polvo de sus pies, de esa manera manteniendo el territorio sin la contaminación del polvo procedente de territorios gentiles. Los discípulos debían sacudir el polvo de sus pies como testimonio contra cualquier pueblo judío que los rechazara, quizás simbolizando que tal pueblo estaba cortándose a sí mismo de Israel al rechazar a Jesús.
Cualesquiera sean las razones detrás de ellas, éstas instrucciones no tenían la intención de ser la norma para toda obra estilo misionero desde ese entonces en adelante. Esas fueron instrucciones únicas para un equipo único de hombres en una misión única, única incluso para ellos. Los mandatos fueron específicos para esa misión en particular, y ellos tenían algo que ver con presentar un testimonio simbólico de Jesús como Mesías, aunque no se nos dice eso directamente.
La Biblia está llena de instrucciones que debemos seguir, pero también está llena de historias acerca de instrucciones que fueron dadas a personas en particular, por razones específicas en sus tiempos particulares.
A Naamán, un general arameo que sufría de lepra, el profeta Eliseo le dijo que se sumergiera en el río Jordán siete veces para curarse de la enfermedad (2ª Reyes 5). ¿Deberíamos sumergirnos en el río para curarnos los problemas de la piel? A los israelitas se les dijo que salieran del campamento con una pala para hacer sus necesidades (Deuteronomio 23:12-13). ¿Deberíamos nosotros evitar los sanitarios y salir del pueblo cuando necesitemos hacer nuestras necesidades?
Es una buena idea mirar los principios detrás de una instrucción en particular, como una manera de ayudarnos a determinar sí y cómo aplica esa instrucción para nosotros en nuestros días. Algunas instrucciones bíblicas podrían no aplicar a nosotros para nada. Otras podrían necesitar ser aplicadas en maneras que sean apropiadas para nuestros días y circunstancias, en lugar de las maneras específicas en las que fueron aplicadas en las historias bíblicas.
Jesús dijo que lo que nos marca como sus verdaderos discípulos es que nos amemos unos a otros (Juan 13:35). Ahora bien, ahí está una instrucción que significa exactamente la misma cosa hoy que lo que significó cuando fue dada por primera vez. ¿No sería grandioso si le diéramos a ésta norma la mayor atención?
Mike Feazell