También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo? Es como un grano de mostaza: cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña que hay, pero una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra.»
Y con muchas otras parábolas semejantes les enseñaba Jesús la palabra hasta donde podían entender. No les decía nada sin emplear parábolas. Pero cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.
Por Mike Feazell
¿Cuál es la semilla más pequeña en el mundo? Si usted dijo: “la semilla de mostaza”, no está solo. Esa es una creencia muy común entre los lectores cristianos de la Biblia. Pero, tan sorprendente como pueda parecer, no es verdadera.
Podría usted sentirse tentado a decir, “espere un minuto, ¿qué no dice la Biblia que la semilla de mostaza es la semilla más pequeña en el mundo?” No, no lo dice. Yo solía pensar que sí lo decía, así como muchas personas todavía lo piensan.
Errando el Blanco
Un poco de estudio en horticultura mostrará que la semilla de mostaza no es la semilla más pequeña en el mundo. Las semillas de amapola, por ejemplo, son más pequeñas que las semillas de mostaza, como se muestra en la foto a la derecha.
Para algunas personas, esas son palabras ofensivas, porque piensan que significan que alguien está llamando mentiroso a Jesús.
Pero Jesús no dijo que la semilla de mostaza es la semilla más pequeña en el mundo. Jesús estaba dando una parábola, y así como siempre ha sido con respecto a Sus parábolas, la respuesta humana típica es errar al blanco.
El punto de la parábola no son las semillas de mostaza; el punto es el reino de Dios. Las semillas de mostaza sólo son parte de la decoración del escenario que Jesús usó para dar a entender el punto que estaba elaborando acerca del reino. Las parábolas utilizan escenarios imaginarios que involucran cosas del mundo para elaborar un punto acerca de algo más—algo espiritual e invisible.
Las parábolas no son relatos históricos, literales. Eso es lo que las hace parábolas. Son relatos imaginarios creados para ayudar a los oyentes o lectores a entender un concepto más profundo acerca de algo más. El que las relata espera que sus oyentes sepan que las parábolas deben ser entendidas como empezando así: “imagínense esto”.
En el caso de Jesús, Él decía parábolas para dar penetración hacia el reino de Dios. En ésta parábola de la semilla de mostaza, Él está pidiéndole a Sus oyentes que se imaginen una semilla de mostaza que es más pequeña que todas las demás semillas, pero que entonces esa pequeñita e insignificante semilla crece hasta ser algo tan grande que puede proveer refugio para las aves.
Jesús no estaba diciendo que las semillas de mostaza son las más pequeñas en el mundo. Él estaba diciendo que el reino de Dios puede ser comparado con una semilla de mostaza, una semilla imaginaria (recuerde, es una parábola) que es la semilla más pequeña que usted posiblemente pudiera plantar, pero que entonces crece para convertirse en la hortaliza más grande en todo el jardín. Él estaba hablando acerca del reino de Dios, no estaba dando una lección sobre ciencia.
Milagroso y asombroso
Jesús quería que supiéramos que el avance del reino de Dios empieza de una forma pequeña, prácticamente sin notarse, con un bebé nacido en un establo a una mujer pobre en un país bajo ocupación.
Ese bebé crece para ser rechazado y menospreciado por los líderes de Su propio pueblo y crucificado como un criminal en una cruz romana. Pero a pesar de ese inicio débil y aparentemente insignificante, Él fue resucitado de los muertos y se sentó a la diestra de Dios Padre como Salvador y Señor, tanto Creador como Redentor de todo el universo (compare con Colosenses 1:15-20).
Hablando tanto de Su muerte como de Su resurrección, Él dijo: “Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (Juan 12:32). Desde la más pequeña semilla hasta un árbol proveedor de refugio.
Busque la lección
Jesús construyó Sus parábolas alrededor de cosas ordinarias y comunes que la gente conocía: la agricultura, los negocios, la gente pobre, la gente rica, la gente poderosa, la gente débil.
Pero las parábolas tienen un punto, una lección, que va más allá de los meros detalles de la historia. Y la lección se comunica usualmente a través de un giro sorprendente, un aspecto inusual que lleva los detalles de la historia desde lo ordinario hasta lo asombroso.
Con razón Jesús usaba las parábolas. El reino de Dios y la gracia de Dios son asombrosos. Pero si gastamos nuestro tiempo tratando de convertir los detalles de las parábolas de Jesús en ciencia y textos de historia, nos perderemos la lección.
Después de leer Granja de Animales, ¿argumentaríamos sobre si los cerdos podrían realmente hablar?
Después de leer Los Miserables, ¿pegaríamos la carrera hasta los registros de las prisiones francesas para averiguar si realmente hubo un prisionero 24601?
¿Vacilamos en decidir si era científicamente posible que las cosas se convirtieran en oro cuando el rey Midas las tocaba?
¿O simplemente pensamos sobre las historias, consideramos las analogías y aprendemos las lecciones?
Jesús contó buenas historias que ilustraban aspectos importantes del reino de Dios. La verdad tiene que ver con comunicar un mensaje verdadero, y con frecuencia eso se hace a través de historias creativas, analogías, metáforas, símiles, poemas y cantos. Y Jesús era un maestro para eso.
Imagínese eso.