La antigua imagen religiosa de un Dios castigador vengativo y enojado, da paso a Jesús, quien valora a todas las personas, incluso a los pecadores. Jesús no presenta un Dios que exige, sino que perdona, que no oprime sino que levanta, que no hiere sino que sana, que no condena, sino que perdona. ¡Ay entonces de aquellos que hieren, condenan, oprimen y castigan en su nombre! Sólo se puede decir que no conocen al Dios de Jesucristo.
-Brennan Manning