Luz Mary Jiménez
Bogotá Colombia
Cuando recibí mi primera revista de Conexiones, nunca pensé que fuera a servir de tanto en la vida de tres mujeres, cuando la leí, ministró mi vida por los testimonios que contenía y los consejos que daba a la mujer.
Unos días después, recibí una llamada de un amigo, el cual estaba pasando por problemas difíciles con respecto a su matrimonio. Con angustia y desesperación me decía que necesitaba urgente de alguien que le escuchara y le aconsejara. Me pidió que fuera a visitarlo y así poder hablar con él y su esposa; pues ella había tomado la decisión de separarse. Entonces tomé mi Biblia y la revista de Conexiones en la que había leído el artículo: “La mujer sabia edifica su casa”, luego tomé el transporte que me conduciría al lugar de vivienda de ellos y mientras leía de nuevo la revista, una señora que estaba sentada junto a mí, sin darme yo cuenta estaba leyendo también Conexiones. Muy interesada me preguntó: ¿Cómo podía obtener este documento? Me dijo que había leído cosas muy lindas e importantes. Le pedí su dirección y me comprometí a enviarle un ejemplar, y aproveché la situación para hablarle de Cristo.
Cuando llegué a mi destino, después de orar, dialogar y leer las Escrituras con este matrimonio, pude ver cómo Jesucristo se glorificaba en ese hogar, hubo abrazos, besos, oraciones y sobre todo perdón. Le regalé a ella el boletín de Conexiones, le sugerí que estudiara cuidadosamente los artículos y extrajera lo que le podría ayudar a mejorar las cosas en su hogar.
Seis meses después, recibí una llamada; ¡Qué sorpresa! La esposa de mi amigo, me preguntaba por la dirección de mi congregación, pues quiere venir a reunirse con nosotros en los servicios. Con respecto a la señora que compartió conmigo en el bus, a la cual le platique de la Palabra de Dios, tengo la certeza como dice Isaías 55:11 : “La Palabra no vuelve vacía”