Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Hebreos 10:23
A veces, los eventos mundiales pueden ser tan terribles e inquietantes que comenzamos a cuestionar nuestra fe. Por ejemplo la quiebra de varios bancos en el mundo occidental. Estoy atónito de ver a esas poderosas compañías puestas de rodillas. ¿Qué significa todo esto para el futuro – para mi carrera, mi hipoteca y mi plan de retiro? ¿Dónde está Dios en todo esto?
Un día, cuando los discípulos estaban admirando la grandeza arquitectónica del templo de Jerusalén, Jesús hizo una profecía que los turbó grandemente. “¿Ven ustedes todo esto? Pues les aseguro que aquí no va a quedar ni una piedra sobre otra. Todo será destruido. (Mateo 24:2). El templo – el orgullo y gozo de los judíos de ese tiempo, el latido de su nación – ¿sería destruido?
Jesús continuó advirtiendo de otros terribles eventos – no sólo por el bien de ellos, sino por el nuestro también. Porque Jesús no quiere que el temor nos tome como rehenes. Dios está en control – aunque a veces no sintamos que es así. Vendrán tiempos difíciles, pero su propósito no se frustrará.
Dios no nos dejará caídos. Cuando el tiempo sea el correcto, Jesús regresará con “poder y gran gloria” y sus ángeles “reunirán a los elegidos desde los cuatro vientos” (Versículos 30-31). Ninguna crisis económica, terremoto, guerra u otros desastres evitarán esto. Jesús regresará por nosotros – Él ha prometido esto y nada puede detenerlo de cumplir su promesa.
“Querido Padre, me encuentro inestable por los problemas del mundo. Sin embargo, tú has demostrado tu fidelidad a nosotros por medio de tu Hijo, Jesús. Llena mi vida con la esperanza que fluye de confiar en él, y saca todo temor que me haga retroceder. Amén”.
Ian Woodley pastorea la congregación de la Comunión de Gracia Internacional en Nottingham, Inglaterra. Para comentarios sobre esta reflexión, puedes contactarlo por email en Ian_woodley@wcg.org.uk