Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar (Juan 10:27-29 -NVI).
¿Tienes un yo-yo? ¿Sabes hacer trucos con el yo-yo? Les voy a enseñar algunos trucos simples.
Lo primero que casi todos aprenden es hacer el movimiento básico de «tirarlo hacia abajo¨. Estoy seguro de que todos ustedes pueden hacer eso. Simplemente pones tu mano frente a ti con la palma de la mano hacia arriba. Moviendo la muñeca, tiras el yo-yo directamente hacia abajo. Cuando el yo-yo llega al final de la cuerda, haces un pequeño movimiento de la muñeca hacia arriba y el yo-yo regresa a la palma de tu mano.
Otro truco es el «pasarlo hacia el frente». Es muy similar al de «tirarlo hacia abajo» excepto que en lugar de tirarlo hacia abajo, lo tiras frente a ti. Cuando el yo-yo llega al final de la cuerda le das un haloncito con la muñeca y lo coges en la palma de tu mano.
Ya que has aprendido el «tirarlo hacia abajo» y el «pasarlo hacia el frente», estás listo para uno de los mejores trucos del yo-yo. Se llama el «dormilón». Comienza igual que el de «tirarlo hacia abajo». Es decir, tiras el yo-yo moviendo tu muñeca y directamente hacia abajo, pero cuando llega al final de la cuerda, no lo halas inmediatamente. Lo dejas quedarse abajo . Verás que el yo-yo se queda dando vueltas. Cuando estés listo, lo halas y vendrá nuevamente a la palma de tu mano.
El último truco que deseo enseñarles se llama «alrededor del mundo». Comienza igual que el «pasarlo hacia el frente», pero cuando el yo-yo llega al final de la cuerda, no lo halas sino que lo giras por encima de tu hombro formando un círculo y cuando regresa al sitio original, entonces halas la cuerda y traes el yo-yo a casa. Este es un poco más difícil y a veces no me sale. ¿Listos? ¡Aquí vamos! ¡Oh no! La verdad es que no me salió, ¿no es así? Bueno, no hay problema. Sencillamente volveré a encabullar el yo-yo y estaré listo para hacerlo nuevamente.
¿Notaste que cada uno de estos trucos comenzaron y terminaron de la misma manera? Cada truco comenzó y terminó con el yo-yo aquí…en la palma de mi mano. Creo que eso nos puede ayudar a aprender algo aceca de Jesús.
Un día, algunas personas le preguntaron a Jesús que si realmente él era el Cristo. Jesús les contestò diciendo: «Ya lo he dicho , pero no me creen porque no son mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz y me siguen. Les doy vida eterna y nunca perecerán; nadie las puede arrebatar de mi mano».
¿Quién desearía arrebatarle o quitarle a Dios sus hijos de Dios de su mano? Así es, ¡Satanás!.
La Biblia nos dice que el diablo está rondando como un león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8). Él desea destruirnos, pero si ponemos nuestra fe y confianza en Dios, él nos cuidará y nos mantendrá seguros en la palma de su mano. Satanás tratará de arrebatarnos de su mano, pero Jesús dijo: “Dios es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo, uno somos.”
¿No es fantástico el saber que estamos seguros cuando ponemos nuestra vida en las manos de Dios? Como el Apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “Sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado” (2 Timoteo 1:12-NVI). Nadie nos puede arrebatar de él, ¡ni siquiera Satanás!
Cuando le das tu corazón a Jesús y pones tu vida en sus manos, tienes su promesa de que estás seguro y que nada te arrebatará de su mano. Oh, puedes tener tu «altas y bajas». Puedes hasta alejarte o desviarte de tu camino, pero con un sólo movimiento podrás ser halado hacia la palma de su mano. Aún si verdaderamente cometes errores grandes, como hice en «alrededor del mundo», él te recoge y te coloca donde tienes que estar: en la palma de su mano. ¡Qué tremenda promesa! Jesús te tiene en la palma de su mano y nada te puede sacar de ella!
Padre, estamos agradecidos que Jesús nos mantiene seguros en la palma de su mano y que nada nos puede arrebatar de ella. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
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