La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.
Hemos visto su gloria, gloria del Uno y Único, que vino del
del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14).
Por Rick Shallenberger
«La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros», es posiblemente la más profunda y emocionante declaración en la Biblia. Sabemos que Jesús vino a buscar y a salvar a los perdidos, pero la buena noticia va mucho más allá. La salvación no es simplemente la eliminación de nuestros pecados, es una nueva creación, una transformación radical de lo que significa ser humano.
Incluso podría decirse que la Navidad no es sólo acerca de Jesús, es en última instancia ¡acerca de ti!
La verdadera humanidad
Cuando Juan escribió en Juan 1:14 que Jesús se hizo carne y habitó entre nosotros, él utiliza una antigua imagen a la que los judíos estaban familiarizados. La palabra que usó y que se traduce como «habitó» significa literalmente «acampar». Era una referencia a la morada de Dios entre los israelitas en el tabernáculo, una tienda de campaña especial que fue el precursor del templo de Salomón (ver Éxodo 40:34-38). La diferencia es que la Palabra -Jesús- no sólo habitó entre la humanidad, sino que se convirtió en humano.
Como el ser humano perfecto, Jesús es la definición de todo lo que significa ser humano. Lo que es Jesús, es lo que él ha hecho que sea la humanidad en él.
Esto te dice al menos tres cosas sobre ti mismo.
1. Te dice que Dios está de tu lado. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quien se complace (Mateo 17:5). Debido a que tu vida está en Jesús, y de hecho, él es tu vida (Colosenses 3:4), tú compartes su relación personal con el Padre. Con él y en él, tú eres hijo amado de Dios.
2. Te dice que tus pecados han sido removidos. Isaías 59:2 declara que el pecado separa a la gente de Dios. Cuando Jesús vino, tomó sobre sí el pecado para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. En otras palabras, Jesús se hizo pecado (2 Corintios 5:21) para que pudiéramos ser totalmente reconciliados con Dios.
Jesús nos restauró con Dios tomando en sí mismo nuestra condición humana. Se convirtió en el representante y sustituto de toda la humanidad. Pablo lo resume en 2 Corintios 8:9: «Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.» Como humano, Jesús trae a la humanidad a una relación perfecta con Dios, y como Dios, trae a Dios a una perfecta relación con la humanidad.3) Te dice que nada se interpone entre ti y Dios. Juan 1:14 dice que Jesús «vino del Padre, lleno de gracia y de verdad». Jesús nos restauró con Dios por la gracia, sin nuestra contribución o ayuda., Fuimos reconciliados, aun cuando todavía éramos pecadores, escribió Pablo en Romanos 5:10. Es un don.
Pablo escribió en Efesios 2:4-5: «Debido a su gran amor por nosotros, Dios, que es rico en misericordia, nos dio vida juntamente con Cristo, aun estando nosotros muertos en pecados – Porque por gracia sois salvos». Esta es reconciliación en su más fino detalle. Pero luego Pablo va un paso más en el versículo 6, diciendo: «Dios nos resucitó con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales en Cristo Jesús.» No estamos esperando a que Dios nos acepte. Por el amor de Cristo, él ya nos ha aceptado, y esa aceptación nunca dependió de nosotros.
En la parábola del hijo pródigo, Jesús muestra el amor incondicional de Dios para la humanidad descarriada. En esta parábola, el padre traicionado representa a Dios y el hijo pródigo representa a todos nosotros. El Padre nunca nos rechazó, nosotros hemos rechazado al Padre. Sin embargo, espera con impaciencia nuestro arrepentimiento (volver nuestros corazones hacia él) y está viendo en el camino para ver la primera señal de nuestro regreso. Tan pronto como nos ve, corre por la carretera a abrazarnos, nos honra y nos declara a su hijo amado.
Ser plenamente humano es conocer a Dios
Jesús es la perfecta revelación del Padre. Como Ray Anderson puso en su libro, La forma de la Teología Práctica, «Conocer a Jesús es ser confrontado con la realidad de Dios mismo». No hay ninguna diferencia entre el corazón de Jesús y el corazón del Padre. Jesús dijo que él era uno con el Padre (Juan 10:30).Conocer a Jesús es conocer a Dios.
Al venir a estar con nosotros, Jesús nos mostró el amor y la compasión del Padre hacia nosotros. El «plantó su tienda» entre nosotros, porque quiere estar con nosotros y se identifica con nosotros. Dios no les da la espalda a los pecadores, él vino a vivir entre ellos, para amarlos y para curarlos.
Dios nos creó para estar en relación con él. Este era el plan desde la fundación de la tierra. Pablo escribió en Efesios 1:4-10: «En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos en Cristo Jesús… Y él nos dio a conocer el misterio de su voluntad… traer todas las cosas en el cielo y la tierra bajo una cabeza, Cristo.»
Jesús nunca fue el «plan B» Siempre fue el plan y el propósito de Dios estar en comunión de amor con los que él creó a su imagen. Cuando «el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros», él no viene a vivir en una tienda o un templo. Él vino a vivir en nosotros. Él se ató a nosotros, asumiendo nuestra causa, llevando y venciendo nuestro pecado. Nos llamó sus amigos y nos hizo sus hermanos y hermanas, nos trae con él al abrazo del Padre.
Como Anderson dijo: Jesús nos confronta con la realidad de Dios. El Espíritu nos lleva a Jesús, y cuando conocemos a Jesús, conocemos al Padre. Cuando estamos en comunión con Jesús, estamos en comunión con el Padre y con el Espíritu.
Ser plenamente humano es conocer a Dios, saber que nos ama, nos quiere, y nunca nos deja ir. Jesús sana y restaura nuestra plena humanidad, llegando a ser para nosotros la imagen de Dios en la cual fuimos creados. Jesús nos muestra lo que es la vida. Se trata de caminar en comunión con Dios, estar en relación con Aquel que nos creó, nos ama, vive entre y en nosotros, y nos adopta como sus propios hijos preciosos.
Sí, la Navidad nos muestra lo que significa ser verdaderamente humano. La historia de la Navidad en realidad es acerca de ti. ◊Odisea Cristiana
Rick Shallenberger es pastor de la Iglesia Comunidad de Cristo en Cincinnati, Ohio, EE.UU.