Por cuarto año consecutivo, el campamento misionero Cruce de Fronteras pasó la frontera de México con la buena noticia de Jesucristo. Estamos agradecidos de que nuestra denominación patrocinó este campamento, ya que ofrece oportunidades para que los asistentes vean cuan sorprendentemente Dios está trabajando con una amplia variedad de programas para llevar a cabo su obra en la vida de personas de todas las culturas.
Con las actuales noticias en los medios estadounidenses sobre la violencia en la frontera y la gripe porcina, hicimos nuestra tarea con antelación para asegurarnos de que nuestros asistentes estarían a salvo. Se encontró que la violencia fronteriza de Nuevo Laredo (donde llevamos a cabo nuestro trabajo ministerio) ha disminuido en un 75 por ciento en el último par de años (aunque otras áreas de la frontera, lamentablemente, han visto un aumento). Además, no ha habido casos confirmados de gripe porcina dentro de las 200 millas de nuestra ubicación. Así que nos alegramos de recibir luz verde para proceder con el campamento misionero. Desafortunadamente, muchos otros grupos cancelaron s u trabajo misionero en todas partes de México este verano, dejando un gran vacío en las provisiones físicas y espirituales de nuestros vecinos al otro lado de la frontera.
Durante el campamento de una semana, participamos en una variedad de programas ministeriales. Un día ayudamos a distribuir suministros de alimentos a granel a unos 60 pastores y líderes de ministerio para que ellos los llevaran a su pueblo. Más tarde entregamos comidas preparadas y artículos de higiene a varias decenas de personas sin hogar que viven detrás de contenedores de basura, en las esquinas, en los parques y bajo los puentes.
Durante el campamento, nos dimos cuenta de que mucha gente no está segura del amor de Dios para ellos y de cómo Jesús ha incluido a todos en el amor de Dios. Se están perdiendo la esencia del Evangelio, por lo que tratamos de compartir el amor del Padre en el Hijo por obra del Espíritu con todos los que conocimos.
Como una nueva actividad de este año, añadimos dos tardes para la realización de una Escuela Bíblica de Vacaciones para los niños de una comunidad muy pobre donde cientos de pequeñas casas están hechas de materiales de desechos y no hay agua corriente ni electricidad . Consuelo y Pedro Orduo y Lucero Villarreal impartieron un excelente programa, y los niños disfrutaron de sus lecciones de la Biblia, canciones, juegos y meriendas.