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Me maravillo de la forma en la que Dios creó a la humanidad a su propia imagen, dándonos una imaginación y una creatividad vívidas y ricas. Podemos usar este poder de la imaginación y la creatividad para alabar y dar honor a Dios. Desafortunadamente, algunos usan sus habilidades, dadas por Dios, para imaginar que él no existe y tratan de encontrar formas cada vez más creativas de demostrarlo.
Siempre ha habido personas que no creen en Dios. Sin embargo, en años recientes, un pequeño grupo, que se refieren a sí mismos como “Nuevos ateos”, ha venido creciendo en influencia. Escritores como Daniel Dennet, Richard Dawkins y Sam Harris se han convertido en referentes. Vociferan insistiendo que Dios no existe y ridiculizan a cualquiera que si lo crea. Algunos de los nuevos ateos tienen una gran educación y lanzan lo que parecen ser argumentos persuasivos. Esto puede ser desconcertante para los creyentes, pero no debería de ser así. De hecho, no hay nada nuevo en sus “nuevos” argumentos.
He leído muchos de sus libros. Normalmente están bien escritos, y algunos son bastante entretenidos, aunque otros no pueden ocultar su ira. Sin embargo, comparten un fallo común. Estos nuevos ateos atacan el teísmo (creencia en Dios) sobre la base de que no podemos demostrar científicamente que Dios existe, sin ninguna duda. Aunque eso puede ser verdad, no significa que los ateos hayan ganado el argumento. Su tarea es demostrar que Dios no existe. Para tener éxito deben de ofrecer una alternativa convincente y científicamente viable a la afirmación: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”.
Tres de los nuevos ateos más conocidos
Esto no es una excusa para escondernos detrás de los argumentos simplistas del cristianismo fundamentalista. Nuestros sorprendentes avances en la comprensión del mundo natural llevan, sin duda, la cuestión de dónde vino todo a nuevos niveles de sofisticación. Sin embargo, todavía no podemos explicar como “algo” surgió de la “nada”. Ha habido algunas ideas imaginativas y creativas, pero eso es todo lo que son. No hay ni un ápice de evidencia genuina que las apoye.
Richard Dawkins quizá sea el mejor conocido de los nuevos ateos. Es un distinguido profesor y científico en la Universidad de Oxford, y ha escrito varios libros argumentando el ateísmo. De acuerdo a Dawkins, creer en Dios es ridículo. En entrevistas ha dicho que, en una escala de uno a siete, siendo uno, cien por cien de certeza en la existencia de Dios, y siete, cien por cien de certeza que no existe, él se coloca a sí mismo en el seis. Hmm, eso en realidad lo convierte en un agnóstico en lugar de en un ateo.
Antes de decir, “¡Ya te lo dije!” Dawkins explica: “Soy agnóstico solo en la medida que lo soy sobre las historia de hay enanos en mi jardín”. Sin embargo, decir eso es darle de lado a la cuestión. Su tarea no es demostrar que no hay enanos en su jardín. Es demostrar de forma concluyente que Dios no existe.
Nuestra relación eterna está segura en Dios. Y, por mucho que los nuevos ateos puedan negarlo, también la de ellos.
Dawkins ni siquiera interactúa con los argumentos a favor de la existencia de Dios. Parece que su exabrupto más formidable es: “Si Dios diseñó el universo, entonces ¿quién diseñó a Dios?”. Aunque para un agnóstico esta puede ser una pregunta razonable, no es un golpe decisivo a la creencia en Dios. De hecho, es una pregunta errada, un error de categoría, porque tal cuestión supone que Dios es una creación, una criatura, y el Dios cristiano no lo es. Su cuestión es como preguntar: “¿Qué color es el número cinco?”. La ira de Dawkins en contra de la religión parece, a menudo, nublar su juicio y su obra es científicamente frágil, de acuerdo a sus propios colegas, cristianos y no cristianos.
Otro nuevo ateo, Daniel Dennett trata de explicar la religión en términos de la teoría de la evolución. Él encaja en la extensa tradición de la explicación de la religión que mantinen los naturalistas, una tradición que incluye a Ludwig Feuerbach, Karl Marx y Sigmund Freud. Dennett cree que los beneficios de la religión se originan totalmente en el interior de las mentes humanas. Afirma que no hay realidades espirituales que existan dentro o fuera de nosotros. Lanza las explicaciones naturalistas para los orígenes de la creencia en Dios o dioses. Es el mismo viejo argumento circular que presupone sus conclusiones. Ya que existen solo las cosas naturales, cualquier explicación de un supuesto Dios sobrenatural debe ser el producto de causas totalmente naturales. Dennett edifica sobre una sugerencia de su airado colega, Richard Dawkins, de que existe algo que ellos llaman “memes”. Son ideas, conceptos o creencias que surgen y luego se pasan a otros. Que como los genes, los “memes” dan por sentado que actúan como una suerte de replicador cultural genético que nos mantiene creyendo en Dios.
La mayoría de los científicos dicen que no hay evidencia de eso. Como señaló Simon Conway Morris, profesor de paleobiología evolutiva en la Universidad de Cambridge, los memes parecen no tener lugar en la reflexión científica seria. “La idea de los memes es trivial, descartable por el simple ejercicio mental. En cualquier contexto más amplio, es desesperanzadora sino humorísticamente simplista”.
Los nuevos ateos se han convencido a sí mismos de que todos los cristianos estamos atrapados en una creencia falsa. A ellos no les gusta que se les señalen los fallos en su propio razonamiento. Les gusta menos aún que la crítica proceda de sus propios círculos. El extinto profesor de filosofía, Anthony Flew, había sido un prominente campeón del ateísmo durante más de medio siglo, pero en uno de sus últimos libros, llega a una conclusión científica de que el ateísmo no se sostiene lógicamente. Mantiene una suerte de deísmo sin llegar a abrazar el Dios de la Biblia, pero imagino que lo hace ahora.
La existencia, o no, del Dios de la Biblia, no se sostiene o cae por una prueba científica que empieza y termina con la naturaleza o la creación. Dios no está interesado en que se demuestre su existencia como resultado de un experimento exitoso. Él quiere una relación exitosa con nosotros como nuestro Creador y Reconciliador, y se mostró a sí mismo a nosotros por medio del nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.
Nuestra relación eterna está segura en Él. Y, por mucho que los nuevos ateos puedan negarlo, también la de ellos. ◊
Joseph Tkach es Presidente de Comunión de Gracia Internacional. Tiene un doctorado en Ministerio de Azusa Pacific University.