De la humanidad, tal como la conocemos,se ha hablado tanto de manera que se puede “conocer” (especular) su origen,dependiendo de quién lo diga; se habla también de su fin, porque ya se ve venirsu aniquilación, merced a los adelantos científicos, cuya consecuencia será ladestrucción total. Esto ha dado origen a las historias de ciencia ficción quetanto nos llaman la atención y no pocas personas las creen.
El humano es un ser viviente,de materia perecedera, de elementos químicos, y algo más. La palabra humanopertenece a la misma familia semántica que el vocablo “humus”, que significatierra fértil. Esto nos hace recordar que Dios hizo al hombre del “polvo de latierra”, del humus, a lo mejor por eso le llamó ser humano y le dio la cualidadde ser fértil (fructífero) en todos los aspectos inherentes a su existencia.
La humanidad (el ser humano,hombre y mujer) siendo de material degradable, tiende a desaparecer; se diceque si hoy sucediera un holocausto nuclear, todos los seres humanosdesaparecerían de la faz de la tierra; y si así fuera, ¿qué propósito tendríala vida humana?
El ser humano es tan frágilque nos hace reflexionar acerca de su pertinencia, su inteligencia, sucapacidad de creación; y cuya vida pende de un hilo por demás delgado. Esto noshace recordar que Dios nos dice que en nosotros hay un tesoro guardado envasijas de barro (2 Corintios 4:7).
¿No habría manera detrascender a otra dimensión o a otra forma de vida que supere esta fragilidad?
Recuerdo a “Juan SalvadorGaviota” de Richard Bach, cuya vida logra trascender hacia “espacios”infinitos, que sólo él pudo vislumbrar, dejando a sus congéneres “sembrados” enla tierra.
Aunque esta historia meemocionó y me hizo pensar que el autor pudo asomarse a una realidad ya enunciadapor Dios en Su Palabra, he encontrado que el Creador del Universo nos harevelado una verdad que trasciende la más hermosa historia de ciencia-ficción;con la única diferencia que esta sí es real porque la dice el Dios que hacreado el cosmos y las manifestaciones más pequeñas de vida en la tierra.
He aquí una verdad por demássorprendente porque nos da respuesta a algo que anhela el hombre: trascenderesta forma de vida tal como la conocemos hoy y la definimos con conceptoscientíficos.
El Dios Todopoderoso es pordemás sabio en gran manera y nos ha revelado sus secretos, misterios para lamente humana, carnal, material; ya que Él es Espíritu y, por tanto, superior anosotros.
Dios, desde hace miles demillones de años (no se nos olvide que Él es Eterno) planeó crear al hombre, nopara que su vida acabara en la tumba, sino para que trascendiera los límites dela materia.
Primeramente Dios concibió alhombre de una manera por demás incomprensible, puesto que desde antes de lacreación del cosmos, Dios nos había predestinado para propósitos excelsos, sóloconcebidos por esa mente superior que tiene nuestro Creador, [guardados en un“libro”, (Salmos 139:16), esperando el día y la hora precisos para vivircomo seres mortales, hechos de la materia de la tierra]
Para que el hombre mortal,físico, pudiera vivir y hacer su obra, Dios creó este planeta Tierra, de talforma que le diera cobijo, alimento y los materiales necesarios para su espíritucreador y transformador (no vamos a hablar aquí de los excesos); pero tambiénDios nos revela que este cosmos, este universo con toda su belleza, un día va adesaparecer (2 Pedro 3:10-12; Apocalipsis 20:11).
Para afirmar que esto escierto, Dios nos revela que habrá “cielos nuevos y tierra nueva” (Apocalipsis21:1).
Esto nos lleva a indagar enla Palabra de Dios, su voz que reafirma y refrenda dicho conocimiento; escuchemos:
“Alabado sea Dios, Padrede nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestialescon toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de lacreación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. Enamor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio deJesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de sugloriosa gracia, que nos concedió en su Amado” (Efesios 1:3-5)
Si tomamos es cuenta que lamateria y el espíritu se excluyen mutuamente; que la materia no puede cohabitaro coexistir con el espíritu, porque no puede (1 Corintios 15:50); y siDios es espíritu, desde un principio nos destinó a tener dos cualidades de Él,pues Él es santo y sin mancha, por tanto, tiene la autoridad y la voluntad paraestablecer una relación donde nosotros también seremos santos y sin mancha enCristo.
Dios, como el gran planeador,estableció que durante esta vida mortal, finita, experimentáramos la vidaespiritual para valorar la grandeza y el poder de Dios que sin importarle dejaresa cualidad, encarnó en un ser humano mortal, hecho del polvo de la tierra: Jesucristo.
El valor de la encarnaciónradica en establecer un puente entre el espíritu y la carne, de tal forma queen la persona de Jesús Dios adoptó (tomó para sí) a toda la humanidad paravivir eternamente en comunión con Él.
El hecho de que Jesús, comoser humano y Dios al mismo tiempo, pudo llevar a cabo dicha adopción es ¡porqueasí estaba en los planes de Dios!
Jesús, en su condición actual(totalmente Dios y totalmente humano), incluye a toda la humanidad, por haberexperimentado la vida humana, y si está sentado a la derecha del Padre, en Supersona estamos nosotros también sentados a la derecha de Nuestro Padre; y siJesús es Su Hijo amado, nosotros también somos en Él, Sus hijos amados.
Esta es la otra humanidad, laque trasciende la vida física, la que no se queda en la tumba, la que es unacon el Dios Todopoderoso, Creador y Sustentador de todo cuanto existe, visibleo invisible; la humanidad que concibió Dios en un momento remoto de laEternidad.
Jesús nos ha revelado (en Susanta Palabra) el cumplimiento la etapa más importante de ese plan: …“Padre,ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique ati, ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él lesconceda vida eterna a todos los que le has dado. Y esta es la vida eterna:que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien tú hasenviado… …Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que mediste, para que sean uno, lo mismo que nosotros… para que todos seanuno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos tambiénestén en nosotros… yo les he dado la gloria que me diste, paraque sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permiteque alcancen la perfección en la unidad… Padre, quiero que los que me has dado esténconmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dadoporque me amaste desde antes de la creación del mundo… para que el amor conque me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos”. (Juan17:1-3, 11, 21-24, 26)
El hecho de que Dios se hayaconvertido en un ser humano, como Dios, esto fue para siempre, por tanto, alexperimentar Dios mismo la vida humana, en su humanidad está incluida toda lahumanidad mortal; y al vencer a la muerte en su resurrección, toda la humanidades una con el Dios eterno. Sin embargo no todos los humanos nos damos cuenta deeste hecho tan maravilloso que Nuestro Padre nos ha dado gratuitamente.
Esta es la humanidad concebida desde antes de “En el principio”.Este es el verdadero propósito de nuestra vida, este es el destino final de nuestraexistencia; por tanto, los invito a hacer suyo este conocimiento que afecta ymotiva toda nuestra existencia. Que Dios le ayude a aceptar lo que Dios hapreparado para usted. ◊ Odisea Cristiana