Una vez Jesús dijo a sus discípulos: En esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.
No hay duda de que el amor debe ser el foco central de todo lo relacionado con nuestra fe cristiana. Después de todo, como Juan nos dice en 1 Juan 4:8: Dios es amor. Dios no es sólo el origen y fuente del amor, él ha tejido fuertemente el amor en la tela del universo. En un sentido muy real, como dicen las letras de las canciones: el amor hace girar el mundo. De eso se trata la vida humana: el amor de Dios por nosotros y el amor de Dios en nosotros.
La mayor demostración del amor de Dios por nosotros es Jesucristo. Durante esta temporada de Adviento, celebramos la maravillosa verdad de que el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros para hacernos ¡sus propios hermanos y hermanas! Nuestra salvación surge tan sólo de una fuente, y esa fuente es el amor siempre fiel y poderoso del Padre. Ese amor y poder se demuestra a través de Jesucristo, el único nombre bajo el cielo, por el que los seres humanos pueden ser salvos.Como el ángel le dijo a los pastores: os doy nuevas de gran gozo, que serán para toda la gente.Hoy en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor (Lucas 2:11-12).
El amor de Dios en nosotros nos hace una nueva creación.Cuando el Padre y el Hijo viven en nosotros por el Espíritu Santo, amamos a los demás. En Cristo, somos liberados del miedo, del orgullo y del odio que de lo contrario nos impiden disfrutar de la vida de Dios. Cuando estamos en Cristo, somos libres para amar a otros como Dios nos ama.
Jesús no vino solamente para perdonar nuestros pecados, él vino a sanar nuestra naturaleza pecaminosa y hacer una ¡nueva creación de nosotros! Él no nos obliga a aceptar su amor, sino porque nos ama entrañablemente, su deseo ferviente es que nos volvamos a él, y encontremos la verdadera vida.
Jesús es nuestro abogado, nuestro representante, de pie en nuestro lugar y sustituyéndonos a la diestra del Padre. Como el apóstol Pablo escribió en 1 Timoteo 2:4-6: Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo como rescate por todos.
Dios ha declarado en Jesucristo, que tú le perteneces a él. Que estás incluido, que tú ¡eres importante! La salvación llega a través de la perfecta voluntad del Padre, que nos ama sin reservas y siempre nos amará.
A través de su generosidad y la generosidad de otros que, como tú, están motivados por el amor de Cristo, la Comunión Internacional de la Gracia continúa llegando a otros con las buenas noticias de nuestro Salvador. Una de nuestras iglesias más recientes de África se reúne en una tienda de campaña debajo de un árbol en el patio de David Taus en el pueblo de Moruleng. Solly Taele, un miembro líder en Pretoria, Sudáfrica, conduce a la congregación en crecimiento, que ya cuenta con una asistencia de entre 50 y 70. Solly, David Tau, y Samuel, hermano de David, están pensando en iniciar otra congregación en un pueblo cercano. En las semanas que Solly viaja a Moruleng desde Pretoria, su esposa, Zanele, enseña lecciones de la Biblia al gran contingente de niños de la localidad cuyos padres envían a este servicio, y prepara la comida para la congregación con alimentos que ella trae de su propia casa. David y Samuel dirigen el servicio cuando los Taeles están en Pretoria.
Hay una gran necesidad de este tipo en el mundo, y nuestra iglesia es muy pequeña. Sin embargo, es Dios quien obra en nosotros para lograr su gran propósito.
En el amor de Cristo,
Joseph Tkach
Foto por JuliánHoyos
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