por Dennis P. Gordon
Uno no tiene que ser religioso para saber que existe una gran controversia en torno al primer capítulo de Génesis. La manera en que está escrito parece sugerir que el universo entero, incluyendo la tierra y toda la vida existente, fue hecho por Dios en solamente seis días. Algunos protestantes cristianos insisten en que esto se debe de tomar literalmente. Asimismo, las genealogías en los capítulos siguientes supuestamente nos conducen a la conclusión de que todo esto ocurrió hace 10,000 años más o menos.
Este punto de vista creacionista ha sido afirmado dogmáticamente, especialmente durante la última parte del siglo 20, y los medios de comunicación han sido muy efectivos en reportar esta declaración.
Por lo tanto, existe un consenso general que mantiene este punto de vista entre los iletrados bíblicos del público en general (y aún entre algunos cristianos). Sin embargo, este no es el caso.
De acuerdo al Sr. Conrad Hyers, autor del libro El Significado de la Creación, eran muy comunes las interpretaciones alegóricas en tiempos de la iglesia primitiva y del medioevo, en donde los reformadores protestantes se inclinaban hacia un enfoque literal de los pasajes bíblicos.
Por ejemplo, Martín Lutero criticaba a Agustín (354-430 DC) porque éste daba una interpretación alegórica a los seis días de la creación.
Y hoy en día, existen numerosos libros religiosos acerca de la creación en Génesis, escritos por científicos evangelistas o fundamentalistas que ridiculizan la evolución y que han vuelto a escribir la historia geológica. Estos autores demandan que el relato en Génesis debe de ser interpretado única y exclusivamente en forma literal.
Sin embargo, unido a un paradigma en particular, estos científicos fallan en considerar cuidadosamente el tipo de literatura que representa el relato de Génesis, el por qué fue escrito, hacia que clase de audiencia iba dirigida, y cuales fueron los antecedentes histórico-cultural y religioso en los cuáles fue redactado dicho libro.
No obstante, el hecho es que una interpretación literal de Génesis 1 nada tiene que ver con la ciencia y el sugerir que sí es aplicable tal interpretación sería recurrir a una teología deficiente y pobre. Los creacionistas de una “tierra joven” (seis mil años de antigüedad) pasan por alto los primeros principios de la exégesis. Esta ciencia es el estudio sistemático de la Escritura para descubrir el significado original que se quiso transmitir en un pasaje cualquiera.
Por lo tanto, cuando la exégesis se hace de manera apropiada, el libro de Génesis es visto por lo que es – una obra maestra literaria, una cuidadosa e inteligente confirmación del monoteísmo en contra del politeísmo (muchos dioses), fue un asunto de gran significado para las personas que estaban vivas cuando fue escrito el libro de Génesis.
Asimismo, encontramos el dato en muchos capítulos del Antiguo Testamento el cual registra el cómo las gentes de Israel preferían “fornicar delante de otros dioses” que seguir al único y verdadero Dios.
¿Cosmogonía o Cosmología?
Moisés escribió el narrativo de la creación como una cosmogonía para contrarrestar las conocidas cosmogonías de los paganos.[1]
Una cosmogonía es una historia del génesis o desarrollo del universo y de la creación del mundo, mientras que cosmología es estrictamente una rama formal de la filosofía que trata el origen y la estructura general del universo. Conocemos cuáles son las cosmogonías paganas más comunes porque fueron conservadas en escritura cuneiforme grabadas sobre tabletas de barro.
Por ese motivo, una de las cosmogonías mejor conocidas es el relato babilonio épico de la creación, conocido como el Enuma Elish. Está basado en versiones pre-mosáicas y fue escrito algún tiempo después de Moisés. He aquí un extracto del mismo:
“El (Marduk) hizo las estaciones para los grandes dioses. El fijó (en el firmamento) las estrellas y sus imágenes, como las estrellas del zodíaco. El ordenó el año y lo dividió en secciones; asignó tres estrellas para los doce meses. Ordenó al dios luna que brillara y la noche le fue encomendada. Asimismo, le asignó, siendo un ser de la noche, la determinación de los días. Cada mes sin cesar con la corona que le cubría, le dijo: ‘Al principio del mes, cuando brilles sobre la tierra, tú ordenarás a los cuernos a determinar los seis días, y en el séptimo día dividirás la corona.’ Cuando el dios sol del fundamento de los cielos…tú…”(tableta dañada e ilegible).
En este relato, se puede comparar el orden de las deidades con el de los cuerpos celestiales que se mencionan en Génesis 1:16. Note que intencionalmente el orden está invertido en el libro de Génesis. Asimismo, después de leer la traducción, usted puede ver con lo que los israelitas tenían que enfrentarse. La narración describe una lucha entre el orden cósmico y el caos cósmico. En otra sección de la narración habla sobre la existencia de grandes monstruos marinos, y las divinidades principales en orden de pre-eminencia son las estrellas, la luna, y el sol. También, en otras cosmogonías abundan otros dioses – dioses de la oscuridad, del agua, de la vegetación, varios animales, y la lista continúa.
Por lo anterior, el Enuma Elish y cosmogonías anteriores nos ayudan a entender el por qué el libro de Génesis fue escrito en la manera como está. Tal como escribió un arqueólogo, el libro de Génesis usa libremente metáforas y simbolismos tomados de una fuente cultural en común para afianzar su propia teología acerca de Dios.
En el principio…
A continuación, demos una mirada a la estructura de Génesis 1 para ver
como funciona esto (tal vez quiera consultar en una Biblia). Empieza con una declaración resumida: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra (el universo)”.
La mayoría de los versículos del capítulo giran en torno al siguiente enunciado, en el versículo 2: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
Los siguientes versículos explican cómo Dios estructuró y “llenó” las condiciones de desorden y de vacío. Los seis días están arreglados en dos grupos paralelos de tres días cada uno (este orden ya lo había notado Agustín en su obra La Ciudad de Dios. Por lo tanto, lo que fue creado en los días 4-6, habitan el medio apropiado mencionado en los días 1-3. Véase la tabla siguiente para una mayor claridad:
El aspecto de esta simetría de Génesis 1 es de que la forma de presentación es cuando menos tan importante como el contenido. Con esta perspectiva, queda claro que esta estructura de redacción es artificial y que el autor nunca tuvo la intención de que fuera tomada en forma literal como un narrativo histórico de siete días (con Dios descansando en el séptimo día). Por consiguiente, el hecho de que la autoridad creativa de Dios está sobre todas las cosas debe de ser tomado en forma literal, pero la estructura de los siete días es sólo eso — una estructura, un esquema. Tal como el autor Victor Hamilton escribió en su comentario de 1990 sobre Génesis 1: “Una lectura literaria de Génesis 1 …entender que ‘día’ no es un relato cronológico de cuántas horas invirtió Dios en su proyecto creativo, sino que se debe de entender como una analogía de la actividad creativa de Dios. Dios se revela a sí mismo ante su pueblo en un medio (una semana de siete días) con el cuál ellos se pueden identificar y con el cuál ellos puedan comprender”. Cómo miraban al mundo los antiguos Debemos de entender esto, que para la mayoría de las gentes del mundo antiguo, todas las regiones de la naturaleza eran divinas. Existían dioses del cielo, dioses de la tierra y del agua, dioses de la luz y de las tinieblas, de los ríos y de la vegetación, de los animales y dioses de la fertilidad. Dondequiera que voltearan los antiguos, había divinidades a quienes peticionar, apaciguar o pacificar. El monoteísmo (un solo Dios) de los hebreos fue una fe única y difícil de ganar. Las tentaciones de la idolatría y el sincretismo (mezcla de religiones) estaban por todos lados. Más tarde en la historia, se entendió que el concepto del monoteísmo fue algo muy liberador. Y ello porque desde tiempos inmemoriales, las personas supersticiosas habían atribuido a dioses los fenómenos naturales o calamidades tales como los terremotos, las erupciones volcánicas y los tsunamis. Asimismo, se creía que estos dioses estaban más allá de la comprensión humana, no podían ser comprendidos (salvo por una élite sacerdotal) y que tenían que ser apaciguados sin poner en tela de juicio sus personas. Por otro lado, Génesis 1 asevera que no hay otros dioses más que Dios y que su creación es comprensible y susceptible de ser investigada. Asimismo, el versículo 16 de Génesis 1 es entretenido cuando se entiende. Como hecho a propósito, deliberadamente invierte el orden de las deidades principales de una bien conocida cosmogonía. El sol –llamado la “lumbrera mayor” y esto para evitar hacer mención de los únicos nombres semíticos disponibles, los cuáles eran nombres de deidades – viene primero, después se menciona a la luna, la “lumbrera menor.” Las estrellas – las deidades de más alto rango — apenas se mencionan de paso: “¡hizo también las estrellas”! Y no sólo eso, está claro en Génesis 1 de que estos astros no deben de ser adorados; sólo fueron hechos para servir – diariamente, en cada estación, y en cada calendario. Y ninguno tiene significado astrológico alguno. Por lo tanto, ¿puede usted ver el contraste? En este capítulo, Dios vence a las tinieblas, establece el orden del caos, y aún hace a las grandes creaturas marinas, las cuáles tal como sucede, no son monstruos. El orden impresionante de Génesis 1 y su patrón estructurado son una respuesta intencional a las mitologías paganas. El Dios hebreo no tiene competidores y no está ocurriendo ninguna batalla cósmica. Todo está bajo control. No existe ninguna lucha El capítulo 1 de Génesis no está en pugna con la geología moderna y la ciencia biológica. Esto no es ningún problema. En conclusión, Génesis 1 es una corrección en contra de los conceptos politeístas que los israelitas enfrentaban tanto en su antiguo territorio como en su nueva patria. ◊ Dennis Gordon es biólogo de una organización gubernamental de investigación en Nueva Zelanda. También, es miembro asociado, con base en el Reino Unido, de la Sociedad de Científicos Ordenados. Obtuvo su doctorado en 1973 (Universidad de Dalhousie, Canadá), fue bautizado en el mismo año, y ordenado en 1980. Lectura adicional Blocher, H., y R. Preston. In the Beginning: The Opening Chapters of Genesis (En el Principio: Los Primeros Capítulos del Libro de Génesis), Intervarsity Press, 1984. 240 págs.
[1] Moisés ha sido considerado como el autor de Génesis. Tal como escribe el autor Henri Blocher, profesor de Teología del Colegio Wheaton en Illinois: “Apoyamos… con los especialistas contemporáneos quienes mantienen las posiciones tradicionales, aquellas sugeridas por la Biblia misma, las cuáles asocian Génesis con la obra del pensador más poderoso de Israel, ‘nuestro Maestro’, tal como llaman los judíos a Moisés.” Y por una buena razón, — su entrenamiento en Egipto y su vida pastoral posterior, lo equiparon intelectual y espiritualmente de manera única, “fue enseñado en la sabiduría de los egipcios” (Hechos 7:22) y estaba lleno del espíritu de sabiduría, que más tarde lo pasaría a Josué (Deuteronomio 34:9). [2] Todos los seres humanos, hombres y mujeres por igual, y no sólo los reyes y los faraones, están hechos con la semejanza de Dios, y con la regia prerrogativa (mayorazgo apropiado) de gobernar sobre la tierra. Esta igualdad entre hombres y mujeres, aún incluyendo a la gente común, ¡era una enseñanza revolucionaria! |
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