¿Sientes a veces que no eres tan agradecido como deberías ser? Todos hemos sido bendecidos con tanto en la vida, con comida, la salvación y la familia, pero a menudo no agradecemos todo lo que sabemos que deberíamos agradecer.
Como miembros del Cuerpo de Cristo no podemos pensar en dar gracias sin pensar en la comida de Acción de Gracias de la Iglesia: la Eucaristía. Tomado de la palabra griega que significa «dar gracias» (eucharistia), la Eucaristía es nuestra participación en el grato y alegre don de la vida de la Trinidad que se nos da a través de la humanidad del Hijo de Dios como el hombre Jesucristo.
En el pan y el vino el Hijo levanta la Acción de Gracias de la humanidad ante el Padre, en la gracia del Espíritu Santo, y nos incluye en esta ofrenda de sí mismo y de su fe en nuestro nombre. Cuando compartimos en esta comida de Acción de Gracias de la Eucaristía al comer, beber, y decir «¡Amén!», estamos participando en la acción de gracias de Jesús en nombre de toda la raza humana. Compartimos con él para agradecer al Padre por adoptar a la humanidad como sus propios hijos y por derramar el Espíritu sobre toda carne. Jesús es a la vez por quien estamos agradecidos y el que ofrece el sacrificio de acción de gracias en nuestro nombre.
Esto nos debe animar cuando sentimos que no somos tan agradecidos como queremos ser. Aun cuando no sabemos cómo expresar nuestra acción de gracias, y aun cuando no lo hacemos por olvido, pereza o simple distracción, sabemos que Jesús, nuestro Sumo Sacerdote vive para siempre ante el Padre para ofrecer nuestra acción de gracias por nosotros. Es por esta razón que la Eucaristía – la fracción del pan – es el corazón y el alma de la liturgia cristiana. Somos una comunidad de acción de gracias, dirigido por el Sumo Sacerdote que es a la vez oferente de la Acción de Gracias y la ofrenda misma.
Que el ofrecimiento de acción de gracias de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, te llene y a tus seres queridos con la alegre vida que él comparte con el Padre y el Espíritu Santo – un solo Dios, fiel y verdadero, ahora y por siempre.
Jonathan Stepp