Tercer Domingo de Adviento – 11 de diciembre 2011
Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del Señor; Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. Salmo 84:2
Este salmo captura la intensidad de un encuentro con Dios. Un gran recordatorio, en medio de este tiempo lleno de regalos, del regalo que más que cualquier otro trae el gozo duradero. Una muestra de la eternidad, el regalo de la presencia de Dios.
Tómate el tiempo hoy… para estar en un lugar donde puedas estar quieto y sentir la presencia de Dios, estar en «los atrios del Señor».
Enciende una luz… y espera que Dios desenvuelva su regalo de gozo en tí.
Haz tiempo hoy… para desenvolver el regalo del gozo de otra persona, tal vez alguien en otra parte del mundo.