El nombre del SEÑOR es una fortaleza firme; los justos corren a él y quedan a salvo. Proverbios 18:10
Hay momentos en la vida de todos cuando necesitamos encontrar un lugar seguro para escondernos. Cuando somos pequeños, nos escondemos detrás de las piernas de mamá o de papá, al saber que allí estamos protegidos. A medida que crecemos, nos damos cuenta de lo inseguros que realmente somos. El mundo es un lugar peligroso. Aunque cosas malas les suceden a los creyentes y a los todavía no creyentes, podemos dejar de lado nuestros miedos y preocupaciones.
En Dios hay seguridad, podemos confiar en él. Él es el único que no nos defrauda, a pesar de que muchos quieren echarle la culpa cuando las cosas van mal. En la gran fortaleza que es Dios, estamos amados, salvados y seguros en la esperanza de la vida eterna.
Tammy Tkach