No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones. Regresen al SEÑOR su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar. Joel 2:13
Nuestro viaje a Dios es, como vimos ayer, el regreso alegre a casa, adonde pertenecemos. Pero a menudo también trae tristeza, el dolor de la realización de equivocaciones y oportunidades perdidas. La cercanía a Dios nos ayuda a ver, con pesar, lo que ha significado para nosotros estar lejos de él. Esta tristeza nos motiva y es expresada no solamente con lágrimas sino con un cambio radical del corazón y un cambio de vida.
Tómate el tiempo hoy… para pensar. ¿En qué situaciones has encontrado que el dolor puede traer algo bueno?
Transforma tu vida… pide perdón a Dios por las cosas malas que haz hecho en tu vida, y pídele que te ayude a corregirlas.
Haz tiempo hoy… para el dolor. Siente el dolor de otra persona (o el tuyo propio), comparte su dolor y en la medida que sea posible, abrázalo y permite que motive un cambio de corazón y de vida.