¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y no tener compasión del hijo de sus entrañas? Aunque ella pueda olvidar, yo no te olvidaré» ~ Isaías 49:15
por Laura Scurlock
Dios promete que nunca te olvidará. Esto es cierto a pesar de que otros te pueden haber abandonado. Tal vez tu padre te dejó antes de nacer; o, tu madre te abandonó cuando eras niño(a). Tal vez los amigos con quienes creciste, repentinamente te abandonaron por el grupo popular, tan pronto como entraron en la escuela secundaria. Independientemente de cómo hayas sido rechazado, he aquí algunas preguntas que me gustaría que consideres.
Pregunta 1: Debido a experiencias pasadas de rechazo, ¿alguna vez has llegado a creer que Dios te ha abandonado también, y que no eres digno de Él? ¡Nada puede estar más equivocado! Dios, que te ha creado ¡no deja de pensar en ti! Sus pensamientos por ti son más que los granos de la arena. (Salmo 139: 17-18).
Pregunta 2: ¿Crees que Jesús te ama y anhela estar cerca de ti; para sanar tu dolor, que sientas su perdón y liberarte del pecado, para que vivas como quien en realidad eres, su hijo(a)? ¡Es verdad! Acércate a Él y Él se acercará a ti. (Santiago 4: 8)
Pueda que te des cuenta de ello, pero en medio de todo el dolor causado por el rechazo, Dios está allí contigo. La Biblia promete que Dios está cerca de los que están quebrantados de corazón. (Salmo 34:18). Echa mano de estas promesas hoy y conoce que eres amado por Dios, aun cuando otros te rechacen.
Reflexión:
¿Me cuestiono la bondad de Dios y el amor para mí cuando soy rechazado o no creo firmemente en Él?
Aplicación:
Busca versículos adicionales en la Biblia que hablan del amor de Dios para ti. Memoriza esos versículos y los mencionados anteriormente para que tengas algo en que apoyarte cuando los sentimientos de rechazo y abandono se produzcan.
Oración:
Padre Dios, te doy gracias porque me amas. Gracias porque tu amor es perfecto y nada de lo que diga o haga puede hacer que me ames menos. Pido a Dios que me sane de mi dolor de ser rechazado por otros. Ayúdame a perdonar a los que me han lastimado. Ayúdame a recordar tu palabra así que cuando me sienta tentado(a) a dudar de tu bondad, tenga una base firme para estar de pie. En el nombre de Jesús oro, Amén. †
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Revista Odisea Cristiana – Junio 2015