ALGO EN LO QUE VALE LA PENA PENSAR | |||
Cada una de las personas divinas se centra en las otras. Ninguno exige que los demás giren a su alrededor. Cada uno envuelve voluntariamente a los otros dos, vertiéndose amor, alegría, y adoración. Cada persona de la Trinidad ama, adora y se regocija en los otros dos. Eso crea una danza dinámica, palpitante de alegría y amor.
–Timothy Keller