Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó: –Si quieres, puedes limpiarme. Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: –Sí, quiero. ¡Queda limpio! ?Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. – Marcos 1:40-42
La cuestión en tiempos de Jesús era si se debía aislar a los leprosos, los intocables, del resto de la sociedad. De cualquier modo ¿qué se podía hacer? Mejor no mirar, mejor no acercarse. Mejor no molestar a la propia tranquilidad pensando en lo imposible. Y sin embargo, la respuesta inmediata de Jesús ante el clamor del leproso fue «Sí, quiero. ¡Queda limpio!»
Hoy, la voz del mundo nos clama, al Cuerpo de Cristo, «Si quieres, puedes ayudarme». Las imágenes en las noticias y en las pantallas de televisión hacen más difícil olvidarnos del hambre en Darfur, el cólera en Haití, el VIH/SIDA, los huérfanos en África y la indigencia en las calles de nuestras ciudades.
Aunque la situación parecía desesperada, Jesús actuó sin dudarlo. Como el Cuerpo de Cristo en el mundo de hoy, encargados de ejecutar Su obra de sanidad, ¿qué elegiremos?
- Tómate el tiempo hoy… para reflexionar sobre la necesidad de ayudar a nuestro prójimo.
- Transforma tu vida… decide ser las manos de Dios ayudando a los necesitados en tu comunidad.
- Haz un tiempo hoy… para ayudar a alguien en necesidad.
– Margaret Trezevant