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Así que, me rindo al imperativo de que puedo llegar a Dios por mis propios medios. Me doy por vencido de todas las formas en que confío en mi mismo y acepto que yo ya soy aceptado. No hay escalera para llegarme allí. No hay paso a paso que me lleve a estar en la buena gracia de Dios. Ya estoy en ella. Estoy aquí. Estoy descansando en el suelo sagrado del amor de Dios. Y todos los días, voy a elegir verlo. Yo acepto que ya estoy aquí. Voy a respirar más lento en gratitud.
Ben Moberg en “Insomniac Christians”