Por Héctor Barrero.
El Señor Jesucristo está llamando a su iglesia a personas necesitadas espiritualmente. Personas que han pasado por serios problemas en su vida. Problemas de salud, económicos, emocionales, de esclavitud al pecado. A estos el Señor llama a su iglesia.
La iglesia es un hospital donde la gente es restaurada en 4 areas fundamentales de su vida: en su relación con Dios, en su salud sicológica personal, en su relación con el prójimo y en su relación con la creación. Esa restauración la hace el Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo.
A quienes me han pedido consejo sobre cómo saber a qué iglesia asistir les he dicho lo siguiente:
Que ante todo deben ir primero de rodillas, en la privacidad de su cuarto, al Señor Jesucristo. Porque el es quien llama y restaura. Se debe procurar sobre todas las cosas primero buscarlo a El. Y el Señor nos escucha allí, en lo privado de nuestra habitación. Se le debe pedir en oración ser guiados a una iglesia que responda a su necesidad personal de restauración. El Señor se encargará de guiarlos a la iglesia apropiada. Veamos el ejemplo de Cornelio y su familia.
Dice en el libro de los Hechos capítulo 10 versículo 30 : “Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas, y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mi un varón con vestido resplandeciente. Y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Envía pues a Jope y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, y cuando llégue él te hablará.” Pedro vino a casa de Cornelio y le declaró el mensaje del evangelio. Cornelio estableció primero una relación en oración con el Dios que se revela en las Sagradas Escrituras y Dios mismo después lo puso en contacto con la iglesia.
Cuando el Señor Jesucristo te ha mostrado una iglesia donde puedes ser edificado comprométete a servir en esa iglesia.
Vivimos en una época en que nadie se quiere comprometer con nada. Impera la deslealtad. Así es entre muchas parejas, entre empleados con sus jefes, y de los jefes hacia los empleados. Vivimos en una época egoísta. Lo personal prima sobre la comunidad.
Esa mentalidad también alcanza a la iglesia. Hay personas que asisten a las iglesias para ver qué pueden obtener, cuánto se pueden beneficiar. Pero una persona que determina asistir a una iglesia debe entender que así como recibirá bendiciones abundantes en su vida también tiene una responsabilidad y una parte muy activa en el servicio y la lealtad a su la iglesia.
Las personas deben descubrir cuáles son sus dones e inmediatamente ponerse al servicio del Señor Jesucristo en la congregación donde asisten. Nosotros imperfectos le servimos a nuestro Perfecto Señor en el propósito de la Gran Comisión.
Así que cuando decidas ir a una iglesia, ten en cuenta que pronto debes integrarse a la visión de esa congregación. Apoya esa visión y trabaja armónicamente con todos en su realización, comprométete. No seas solo un miembro aislado espectador. Déjate usar por Dios, pídele a él que te use y ponga sus dones, sus cualidades al servicio del Señor Jesucristo, al servicio de Su iglesia. Y no te canses de servir. Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe».