En Navidad celebramos un nuevo comienzo. Damos la bienvenida a los albores de una nueva luz. El nacimiento de Jesús marca el comienzo de una nueva era en la historia del mundo – una era en la cual la Luz de Dios está invadiendo la oscuridad del mundo, una era en la que la vitalidad derrota a falta de vida, y el amor prevalece sobre todo.
¿Qué importancia tiene el nacimiento de Jesús? ¿Cómo afecta a su vida este acontecimiento histórico? ¿Es realmente importante para la humanidad?
Nací en un hospital de la Marina en Pensacola, Florida, Estados Unidos. Nadie supo que estaba saliendo hasta que mis pies se presentaron a sí mismos al doctor. Afortunadamente no necesité mucho tiempo para salir y no hubo complicaciones. Me gané el apodo afectivo de “zancas de rana” durante los primeros días de mi vida.
Mientras nos preparamos para celebrar el nacimiento de nuestro Redentor, las palabras iniciales de un precioso himno resuenan en mi cabeza: “Hay un redentor, Jesús, el propio Hijo de Dios”.
Antes de nada, los cristianos no celebramos días. No deberíamos celebrar ningún día (vea Gálatas 4:8-11 y Colosenses 2:13-17). Deberíamos celebrar el hecho de que Dios, en la persona de Jesús (vea Mateo 1:23) vino a esta tierra para salvarnos de nuestro pecado (Mateo 1:21). Él murió por nuestro pecado, fue sepultado y resucitó (1 Corintios 15:3-4).
