¿Por qué nos cuesta trabajo el comunicarnos?
Paulina de Barrero
Bogotá, Colombia
Estamos en la época de los adelantos en las comunicaciones. Tenemos las líneas telefónicas de fibra óptica y líneas redsi, que son como superautopistas de la velocidad en la información. El Internet es la forma de comunicación más utilizada por personas de todas partes del planeta, por eso al mundo en el que vivimos se le llama “la pequeña aldea”. Podemos comunicarnos con la China, Guatemala, Australia; en cuestión de segundos, solamente levante el auricular de su teléfono y marque el número deseado.
En contraste a esta tecnología y facilidad para comunicarnos con cualquier persona en cualquier parte del mundo encontramos que la comunicación con las personas más cercanas es cada vez más difícil. Es más fácil comunicarnos con el jefe, que con el esposo. Es más fácil comunicarnos con el vendedor que con nuestros hijos. Es más fácil comunicarnos con personas que nada tienen que ver con nuestra vida, con nuestra intimidad, con lo que realmente somos. ¿Por qué? Porque no se involucran sentimientos. Nos comunicamos superficialmente a nivel de trabajo, de profesión, de negocios; pero cuando se trata de comunicar nuestros sentimientos sentimos que no sabemos cómo hacerlo. El Dr. Ross Campbell autor de varios libros sobre la familia dice: “La capacidad para comunicar sentimientos-especialmente sentimientos desagradables- es crítica en la relación conyugal. El discutir las cosas de manera sincera y abierta es absolutamente decisivo, en particular durante las épocas de tensión, y puede determinar si dicha tensión mejorará el matrimonio o lo romperá”
A nosotras hoy nos cuesta trabajo expresar nuestros sentimientos por miedo a ser heridas o tal vez mal entendidas. Y es que hemos creado una sociedad de “Silencio” en cuanto a los sentimientos. Nos da temor expresar lo que sentimos.
Por esta razón estamos viendo tantos matrimonios desechos, tantas personas cada vez más solas y confundidas. ¿Qué hacer?
Primero que todo debemos reconocer que Dios nos ha creado como seres sensibles o emocionales, con sentimientos. Debemos aprender a expresar lo que sentimos de una manera sincera y amorosa, con cuidado de no herir a la otra persona simplemente porque me ha herido. Aprendamos a hablar la verdad en amor, buscando el momento apropiado para expresar lo que no nos gusta. No se guarde cosas, porque empezará a acumular dolor y amargura. Sigamos el consejo de Dios en Efesios 4:15 “Más bien, hablando la verdad en un espíritu de amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo”