Diciembre 2015
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Ahora que Halloween y Acción de Gracias ya pasaron, la atención se ha vuelto hacia la Navidad. Dondequiera que miremos, la Navidad está ahí, dominando la publicidad en televisión, revistas y periódicos, programas de televisión y de radio, así como en las tiendas.
La Navidad se ha convertido en una fiesta importante, incluso en países donde el cristianismo no es la religión mayoritaria, y donde la gente no tiene idea de su significado religioso. Sin embargo, en nuestro mundo occidental cada vez más secular, pero todavía nominalmente cristiano, las tradiciones sociales y comerciales a menudo opacan el hecho de que la Navidad celebra el nacimiento de Jesús. La gente puede saber muy poco acerca de quién es Jesús, pero sí disfrutar de unas vacaciones donde el énfasis está en la diversión, la familia y los amigos.
Algunos de nosotros podemos irritarnos un poco porque ahora es más políticamente correcto decir «Felices Fiestas» en lugar de «Feliz Navidad» con el fin de evitar ofender a los no creyentes. Sé que a veces se ofenden. Pero tal vez hay otra manera de ver eso.
Después de todo, Jesús nació para ser el Salvador de toda la humanidad, del pasado, presente y futuro. Cuando nació, el ángel anunció a los pastores: «No tengan miedo, les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente”. (Lucas 2:10). La llegada del Hijo de Dios en el mundo como un ser humano como nosotros, es una buena noticia para todos, incluso para aquellos que no lo saben todavía. «Él es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los pecados de todo el mundo«, nos dice en 1 Juan 2:2.
La Biblia es el testimonio de Dios acerca de la redención de todo el mundo a través de su Hijo. Lucas nos habla de los dos hombres que Jesús se encontró en el camino a Emaús después de su crucifixión y resurrección, «Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras. Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas”. (Lucas 24:45-48).
La Biblia no se trata de una religión-nueva y mejor, o una nueva fórmula para mostrar a los humanos cosas que hacer y qué no hacer para llegar a su lado bueno. Se trata de quién es Jesucristo y lo que ha hecho para redimir y sanar a la humanidad. Dios mismo ya ha hecho a través de Jesús todo lo que sea necesario para la salvación humana. Jesús ha vencido y perdonado todo pecado, incluyendo los suyos y los míos.
Pero la mayoría de nosotros todavía sentimos la sensación de que nosotros somos los que tenemos que vencer el pecado. Sentimos que tenemos que ser vencedores o Dios no nos amará. Pero lo que el evangelio nos dice es que somos vencedores solamente en Jesucristo (Romanos 8:1-3). La aceptación de Dios no se basa en lo bien que nos comportamos o en aspectos como cuan religiosamente celebremos la Navidad. Dios nos acepta porque nos ama y quiere aceptarnos (Efesios 2:4-5).
Dios trató con nuestro pecado por la sangre y la resurrección y ascensión de Jesús, no dándonos un código de leyes nuevas y mejoradas. Somos justificados porque Dios nos justifica a sí mismo, personalmente, a través de su Hijo. Dios hizo por nosotros en Cristo lo que no podíamos hacer por nosotros mismos, y nos llama a confiar en Él para ser nuestra justicia (1 Corintios 1:30). ¡Es una buena noticia! Y como el ángel le dijo a los pastores, no hay nada que temer (Lucas 2:10).
Así que tal vez deberíamos relajarnos sobre la forma en que «el mundo» celebra la Navidad. Puede ser que ellos no lo entienden completamente, pero asocian estas festividades con el amor, la alegría y la generosidad. Es una temporada de buena voluntad, aunque sea expresada de manera imperfecta. Es un momento en que las personas se reúnen con familiares y amigos, cuando incluso las guerras hacen pausa, y cuando la gente gasta tiempo y dinero ayudando a los menos afortunados que ellos.
En vez de quejarnos sobre la forma en que el mundo celebra la Navidad, tal vez nosotros, como cristianos, podríamos sólo continuar mostrando cómo nosotros la entendemos, no juzgando a los demás, sino encontrando formas de ayudar a que sea una temporada de alegría para alguien en necesidad.
Estos tiempos de dificultad económica están dejando a muchas familias en necesidad. La Navidad es una época que simboliza el gran día en que todas las cosas se corregirán, así que ¿por qué no dar a otros, dentro de nuestra capacidad, al menos una pequeña muestra de esa esperanza durante esta temporada?
La Comunión Internacional de la Gracia ha sido capaz de llegar como un cuerpo colectivo para ayudar a personas en todo el mundo. Y podemos hacerlo sólo gracias a la generosidad de los miembros fieles como usted.
Así que permítame darle las muchas gracias por recordar una vez más nuestro trabajo colectivo cuando planee sus regalos de este año. Uno de nuestros mayores regalos y bendiciones es el regalo de estar reunidos en el vínculo de la fe, para compartir nuestra misión en Cristo juntos. Oro todos los días por todos ustedes, y alabo a Dios por el maravilloso y asombroso trabajo de amor que Él lleva a cabo continuamente a través de nuestra hermandad.
¡Que pasen una Navidad bendecida y feliz!
En la gracia y el amor de Jesús,
Joseph Tkach