Paul Kroll
La mayoría de los hogares tiene una o más Biblias. Más de la mitad de los adultos en esas familias no leen sus Biblias en un promedio de una semana y solo un 10 a 15 por ciento lo hacen diariamente.
En un estudio, sólo el 42 por ciento de los entrevistados podían nombrar cinco de los Diez Mandamientos. Sólo el 46 por ciento nombraron los cuatro evangelios – Mateo, Marcos, Lucas y Juan correctamente. Es probable que las estadísticas hayan bajado desde que se hicieron esos estudios. Claro que las estadísticas son importantes.
Lo que es más importante saber es cómo la Biblia habla acerca de nuestras vidas. «Hasta que las personas vean a la Biblia como una guía práctica para su existencia cotidiana, continuará permaneciendo en el estante probablemente» dice George Barna.
¿Así, por qué debemos leer un libro antiguo y (en las mentes de muchos) difícil de entender? ¿Qué podría decir la Biblia de lo que es esencial en la vida diaria en este mundo moderno?
Para nuestro tiempo
Jack Kuhatschek, en su libro “Sacando conjeturas en aplicación de la Biblia”, es bastante franco acerca de la mala imagen de la Biblia, referente al “problema de la antigüedad”. Él escribe: las personas se preguntan qué beneficio podemos derivar de un libro de dos mil años de antigüedad, escrito en un rincón del Medio Oriente. En cierto sentido yo no puedo culparlos. Después de todo, muchas partes de la Biblia parecen irrelevantes hoy».
Es seguro, que capítulo tras capítulo de la Biblia, parece anticuado e irrelevante a nuestras necesidades. En primer lugar, la Biblia es una historia de personas lejanas que vivieron en la antigüedad. Narra las experiencias de personas como Noé, Moisés y Pablo, que vivieron hace muchos siglos. Ellos enfrentaron problemas y situaciones que no siempre parecen directamente relacionadas a nuestro medio.
No sólo son experiencias humanas relatadas en la antigua Biblia, también se relatan culturas, vocabulario y modelos de pensamiento. Por ejemplo, el libro de Apocalipsis es escrito en lo que se llama «estilo apocalíptico». Ése no es un género literario familiar a nosotros como personas modernas, y parece extraño y confuso. Esto hace difícil de entender el mensaje del libro. Y muy fácil de interpretarlo mal.
Pero durante el primer siglo, la escritura apocalíptica era un género literario muy conocido. Los lectores cristianos originales conocían absolutamente bien este estilo de escribir. Ellos supieron entender la Revelación del mensaje que quiso llevar.
¿Cuál es nuestro punto de vista?
Necesitamos ver los libros de la Biblia y sus estilos literarios en sus propios términos. Si nos agarramos del mensaje de cualquier libro bíblico, necesitamos oír la palabra de Dios que viene de sus páginas, de la misma manera que lo hicieron los primeros lectores. También necesitamos entender el significado de la historia de las vidas de Noé, Moisés o Pablo, así como el primer cristiano lo hizo. Después de todo, aunque nuestra cultura puede ser diferente, tenemos las mismas preocupaciones humanas, necesidades y problemas que cuando ellos existieron.
Dios mostró su acercamiento, su gracia y su propósito confrontando con esos individuos e involucrándose en sus vidas. Sus encuentros pasados con Dios, cuando se anotaron se convirtieron en los cristianos bíblicos. Haciendo claro cómo Dios trata con nosotros ahora.
Esta es la clave para empezar a motivarnos a estudiar la Biblia. Necesitamos entenderlo como el libro que revela a Dios y sus caminos. Así podremos honesta y francamente preguntarnos acerca de nuestro punto de vista de la Biblia. ¿Lo miramos como un libro con reglas opresivas? ¿Una escritura antigua e irrelevante? ¿Imposible de entender? ¿Lleno de aburridas historias en el Antiguo Testamento e imponderables teologías en el Nuevo?
¿O vemos a la Biblia como un libro que nos pone en contacto con Dios en un nivel personal? Como un libro que revela el amor de Dios y su gracia por nosotros.
En una manera importante, nuestro punto de vista de la Biblia depende de cómo percibimos nuestra relación con Dios. ¿Le vemos como un Dios distante que no se envuelve en nuestros asuntos? ¿O lo vemos como un Ser viviente que tiene algo importante que decirnos acerca de Él y su propósito para con nosotros y nuestro futuro con él?
Aquí hay tres preguntas para ponderar nuestra relación con Dios y la Biblia:
· ¿Creemos que Dios está interesado en comunicar su mensaje a los seres humanos?
· ¿Creemos que Dios reveló su propósito durante muchos siglos a través de los profetas (el Antiguo Testamento) y los apóstoles (Nuevo Testamento)?
· ¿Creemos que ellos anotaron las revelaciones de Dios fielmente y con precisión, y que sus escrituras han sido conservadas en el libro que nosotros llamamos Biblia?
En su libro “Comprendiendo la Biblia”, el profesor cristiano John R. W. Stott nos pregunta: ¿Realmente creemos que Dios ha hablado, que las palabras de Dios son consignadas en las Escrituras, y que cuando lo leemos podemos oír la voz de Dios dirigiéndose a nosotros? ¿Realmente lo creemos? Eso, claro, es una pregunta difícil. El apóstol Pablo, mientras hablaba de esos libros que forman el Antiguo Testamento cristiano, dijo que dichos libros nos podían hacer «sabios para la salvación a través de la fe en Cristo Jesús» (2 Timoteo 3:15).
La palabra de Dios a nosotros
Pablo le dijo a su joven discípulo Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. (Versículos 16-17).
Pedro insistió que él había sido un testigo ocular de las obras de Jesús (como lo habían sido lo demás apóstoles iniciales) y había visto y había hablado con el Cristo resucitado. Pedro prometió que él se esforzaría en mantener la preservación de esas verdades después de su muerte. Éstos preservarían a la iglesia dentro del reino de la fe y la gracia de Dios (versículo 15). Pedro también habló de las cartas de Pablo como las Escrituras. Él dijo que eran escrituras autoritarias que llevaron la palabra de Dios sobre cosas de vital importancia para nuestra salvación (2 Pedro 3:15-16).
¿Estamos de acuerdo que la Biblia contiene la palabra de Dios para nosotros? Si es así, ciertamente la Biblia debe importarnos como un libro que puede ayudarnos a conocer a Dios más íntimamente. ¿Cómo, entonces, la Biblia no puede ser un libro que querríamos leer y estudiar en forma regular? ¿Usted ha leído ese buen Libro últimamente?