Fe en la victoria y en la muerte

 Fe en la victoria y en la muerte

Un estudio de Hebreos 11:23 – 40

Es fácil tener fe cuando todo va bien.
Pero la fe se necesita más cuando enfrentamos el peligro.

El «capítulo de la fe» continúa con relatos de cómo las personas permanecieron fieles en situaciones que amenazaban sus vidas.

Moisés

El autor toma varios episodios de la vida de Moisés. Empieza con los padres de él, Amirán y Jocabed: Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey (Heb. 11:23).

Los padres de Moisés vieron que Dios tenía un propósito especial para éste niño, y arriesgaron sus vidas para protegerlo (Éx. 2:1-10). La lección implicada para los lectores (que parecen estar enfrentando una amenaza de persecución) es que ellos tampoco deben sentir miedo ante un edicto del gobierno.

Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado (Heb. 11:24-25). Moisés renunció a una posición privilegiada, y en lugar de eso escogió ser parte del pueblo de Dios. Él renunció a la vida fácil y sufrió. Si los lectores tienen fe como Moisés, entonces serán fieles, incluso si son perseguidos.

Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa (v. 26). Los lectores también estaban enfrentando la desgracia por seguir la causa de Cristo. Incluso si ellos pudieran perder mucho dinero, la elección debe ser clara, porque Dios ofrece una recompensa mucho más valiosa. Esta recompensa está en el futuro, pero vale la pena esperar por ella, incluso si tenemos que sufrir debido a nuestra lealtad a Cristo.

Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible(v. 27). La primera vez que Moisés salió de Egipto, tuvo miedo (Éx. 2:14), pero el autor aquí está probablemente refiriéndose al Éxodo, cuando Moisés mostró valentía. (Hay varias partes de Hebreos 11 que no están en orden cronológico. El autor está dando un discurso motivador, no una lección histórica, y es selectivo acerca de cuáles eventos reporta, y en qué orden.) El punto para los lectores es: No le tengan miedo al rey—mantengan a Dios dentro del cuadro. Moisés vio a Dios en la zarza ardiente, pero para nosotros Él es invisible.

El autor presenta dos ejemplos más del Éxodo: Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel (vv. 28-29). El Éxodo es acreditado a la fe de todo el pueblo. Los egipcios también tenían fe—ellos creían que podían cruzar el mar así como lo hicieron los israelitas. Pero la fe de ellos fue en vano, porque no estaba basada en la promesa de Dios. Todos los grandes momentos de la historia israelita llegaron a existir mediante la fe, por lo que no debemos sorprendernos si Dios nos llama también a tener fe en circunstancias peligrosas.

Vida en Canaán

El autor ahora se traslada a la conquista israelita de Canaán, y al hacer esto, él ha saltado un momento importante en la historia israelita: el Monte Sinaí. Hebreos no dice nada acerca del papel que Moisés jugó en la construcción de la nación, porque esas situaciones eran menos relevantes para los lectores. El autor está tratando de conseguir que los lectores dejen de mirar a Moisés y su pacto; él no va a alabarlo aquí. Él enfatiza el papel de Moisés como fugitivo, como una persona que huyó.

Entonces el pueblo llega a Canaán: Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías (vv. 30-31). ¡Sorpresa! Los héroes en la historia israelita incluyen a una mujer no israelita. Ella fue salvada por la fe, en contraste con las personas que desobedecieron (es decir, desobedecieron a Dios más bien que al rey de Jericó).

El autor podría continuar, pero él ya ha acumulado la suficiente evidencia para ilustrar su punto, por lo que ahora él la resume: ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel, y los profetas…. (v. 32).

El autor no se queda en la historia del pueblo como nación—él estaba más interesado en ilustrar al pueblo que estaba aislado y era perseguido. Pero menciona algunas bendiciones que vinieron con la fe. Mediante la fe, estas personas conquistaron reinos, hicieron justicia, y alcanzaron lo prometido (v. 33). Ellos conquistaron Canaán, pero no conquistaron todo lo que Dios había prometido (v. 39).

El autor salta hasta el final de las Escrituras para darnos algunos ejemplos finales. Mediante la fe, dice él, algunas personas cerraron bocas de leones [Daniel 6],apagaron la furia de las llamas [Daniel 3], y escaparon del filo de la espada [posiblemente la historia en Ester]; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros (v. 34).

Un gran contraste

Entonces el autor pasa del triunfo a la tragedia: Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad (v. 35). En tiempos de triunfo, Elías y Eliseo hicieron que personas volvieran a la vida (1 Reyes 17:17-23; 2 Reyes 4:17-35). Pero otros profetas igualmente grandiosos fueron perseguidos hasta morir por ganar esa «mejor resurrección».

Los comentarios del autor le recuerdan a uno el relato procedente del libro de historia judía llamado 1ª Macabeos, capítulo 7. Aquí se nos dice acerca de siete hermanos que fueron torturados por el gobernador sirio, mientras la madre de ellos les recordaba que Dios resucitaría a los fieles—una resurrección incluso mejor que la que realizaron Elías y Eliseo que trajeron personas de vuelta a la vida.

La historia está llena de personas que rehusaron rendirse, incluso cuando eran amenazadas de muerte, y Dios quiere que Su pueblo tenga una fe como esa—una fe que ve más allá de los tesoros y pruebas temporales de éste mundo, y que busca la patria celestial, la ciudad construida por Dios, el lugar de la recompensa permanente.

Hebreos nos dice lo que puede costar: Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados (vv. 36-38). Si ustedes son perseguidos, dice el autor, están en buena compañía. El mundo no merece tener personas tan honorables en su medio, pero Dios pone a Su pueblo aquí de todas maneras.

Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa (vv. 38-39). Estas pruebas no fueron castigos de Dios, ni evidencia de que Dios les había quitado Su protección. Estas personas fueron fuertes en la fe, y sin embargo, tuvieron problemas en ésta vida. Por eso es que la promesa de Dios no es una vida mejor en éste mundo—sino una vida en un mundo mejor.

Todos moriremos, pero para aquellos que mueren en la fe, las promesas están garantizadas. Los lectores están preocupados por las amenazas de persecución, por lo que el autor los alienta a mantener su vista en lo eterno, no en lo temporal.

Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor (v. 40). Dios quiere que nos unamos a los héroes, y seremos recompensados juntos; todos seremos traídos a la meta final si mantenemos la fe.

Preguntas para diálogo

  • ¿En qué circunstancias escogería yo el dolor por encima de los placeres? (v. 25)
  • ¿Por qué Rajab fue la única persona en Jericó que puso su vida en las manos de Dios? (v. 31)
  • ¿Quién transformó la flaqueza en fortaleza? (v. 34) ¿Puedo hacer eso yo también?
  • ¿De qué manera estaban los héroes del Antiguo Testamento esperando por nosotros? (v. 40)
  • ¿Qué héroes hay del Nuevo Testamento? ¿Quiénes tuvieron victorias? y ¿Quiénes tuvieron tragedias?

Arboles

Autor: Michael Morrison

Michael Morrison tiene un doctorado de Fuller Theological Seminary. Es Decano de la Facultad e Instructor en el Nuevo Testamento en el Seminario Comunión de Gracia (Grace Communion Seminary). Es el autor de "El sábado, la circuncisión y el diezmo" y "¿Quién necesita un Nuevo Pacto? La función retórica del motivo del Pacto en el argumento de Hebreos".

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