Bienvenido 2016

“Soy el Año Nuevo, vengo a ti puro e inmaculado, acabo de salir de las manos de Dios. Cada día es una perla de gran precio que te es concedida para que la ensartes en el hilo de plata de la vida. Una vez ensartada ya no puede desenhebrarse jamás; queda allí como un testimonio inmortal de tu fe y tu destreza. Debes fundir entonces cada minuto, como eslabón dorado, a la cadena eterna de las horas.

En tus manos te han sido entregados riqueza y poder para hacer de tu vida lo que quieras. Te doy libremente y sin reservas, doce meses gloriosos de lluvia refrescante como una caricia, y de luz de sol con fulgores de oro. Los días para trabajar y recrearte en la belleza de las cosas; las noches para que duermas con un sueño tranquilo.

Todo lo que tengo te lo doy con un amor que no puede definirse. Lo único que te pido es que no permitas que nadie profane tu fe ni oscurezca tu visión.”

Anónimo.

Casi nadie en el mundo se abstiene de felicitarse y desearse buenas cosas para este nuevo año; todos queremos lo mejor, de acuerdo con nuestros intereses y perspectivas y hacemos rituales para lograr lo que queremos.

lista tareas photoOtro aspecto del inicio de año son los llamados propósitos de año nuevo, donde expresamos de viva voz, en silencio o escribiendo una lista, los aspectos de nuestra vida y carácter que quisiéramos ya no tener y nos proponemos desterrar por nosotros mismos; sin embargo, en casi la totalidad de las personas, esos propósitos no duran ni siquiera un mes: volvemos a la rutina de siempre.

Y es que para cambiar algo de nuestra vida se necesita una ayuda superior, que conozca cómo estamos formados por dentro para así, desde adentro poder externar lo mejor.

La vida y la experiencia nos dicen que esto es imposible, porque lo hacemos por nuestras propias fuerzas, inmersos en un mundo que no nos ayuda en nada, los esfuerzos son agotadores y los resultados nulos y desilusionantes.

Sin embargo, si queremos cambiar nuestra vida, en primer lugar necesitamos saber y entender quiénes somos realmente. Hasta ahora todo lo vemos con los ojos físicos con que Dios nos proveyó y su campo de visión es demasiado corto. Nuestros ojos no nos permiten ver cómo somos por dentro porque nuestra verdadera personalidad no es física, no se puede ver a simple vista; necesitamos otro tipo de ojos: los ojos del espíritu, que también Dios nos dio. Fuimos creados y engendrados trinos: espíritu, alma y cuerpo, en una sola entidad.

Dios nos hizo a su imagen y nos conforma específicamente a la imagen de Jesús, su Hijo: un ser humano que comparte la naturaleza divina del creador; por tanto, lo que somos no refleja lo que debemos ser porque aún estamos en el proceso de creación.

Esto lo sabemos porque conocemos a Jesús, quien, como humano, es el único, hasta ahora, que ha completado dicha creación, enunciada en Efesios 1:4: ”Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos”.

En base en lo anterior, si nos proponemos cambiar, no nada más por este año, sino por siempre, debemos vivir la vida de tal forma que refleje lo que realmente somos: hijos del hombre e hijos de Dios, tal como Jesús lo es ahora y por la eternidad.

cambiar photoAsí que, después de haber reflexionado en el hecho de que Dios ahora es humano por la presencia eterna de Jesús, celebrada en la navidad pasada, como un propósito de Año Nuevo, conozcámonos más, tal como Dios nos ha creado en Jesús y todo lo que nos propongamos cambiar, tendrá que ser de acuerdo con los planes de Dios; nos daremos cuenta de que no será difícil porque nosotros no lo haremos, sino que es Jesús, quien vive en nosotros, el que hará las cosas en lugar nuestro porque ya conoce nuestras debilidades y nuestras cualidades que son muchas porque ha sido la voluntad de Dios colmarnos con ellas: “Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo”. (Efesios 1:3)

También resulta imperante conocer más a Dios y para lograrlo, debemos pasar más tiempo en su compañía, en un eterno noviazgo-matrimonio, departiendo las delicias de esta vida a la cual nos ha destinado: “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra”. (Juan 17:3)

Que este 2016 sea de bendiciones, las bendiciones que Padre-Hijo-Espíritu ha otorgado a esta humanidad redimida por Cristo y llevada a las alturas de lo excelso y perfecto.

Feliz Año Nuevo 2016.

Foto por GonzaloMMD

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