Atanasio lista los escritos del Nuevo Testamento

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Por Paul Kroll 

Los 27 libros del Nuevo Testamento son las Escrituras de la iglesia. Se entiende que fueron escritos por los apóstoles o sus asociados cercanos, tales como Lucas y Marcos. Junto con el Antiguo Testamento, forman el canon[1] oficial de la iglesia.

Pero en los primeros siglos de la iglesia, antes que el canon del Nuevo Testamento hubiera sido establecido, había una significativa variedad de opinión entre las iglesias cristianas, acerca de cuáles escritos deberían ser considerados autoritativos. Debido a esto, algunos líderes cristianos estaban preocupados de que escritos heréticos pudieran llevar una autoridad inmerecida. Por ejemplo, un escrito llamado el Evangelio de Pedro, que era el producto de un grupo gnóstico que reclamaba poseer un conocimiento secreto de Dios, circulaba en partes del mundo en los primeros siglos.
Algunos líderes también dudaban de la autoridad apostólica de ciertos escritos, tales como el libro de Apocalipsis y la Segunda Epístola de Pedro. La pregunta sobre cuáles escritos debían ser considerados autoritativos para toda la iglesia vino a ser más y más apremiante, ya que ciertos líderes influyentes empezaron a formar sus propias listas para apoyar sus enseñanzas heréticas. Marción, por ejemplo, enseñando a mediados del segundo siglo, rechazó el Antiguo Testamento y la mayoría de lo que es hoy nuestro Nuevo Testamento, creando su propia versión truncada, con sólo unos pocos escritos del Nuevo Testamento.
Otros herejes escribieron composiciones que reclamaban registrar los hechos de personas apostólicas. Ya que algunos herejes reclamaban el status de Sagrada Escritura para estos escritos, no es sorprendente que esto creara confusión en la iglesia.
Atanasio, obispo de Alejandría, se refirió a este problema en Enero 7, del 367 DC, cuando escribió su carta pascual anual a sus iglesias[2]. Fue una carta que marcó un punto de referencia porque contenía la misma lista de 27 libros del Nuevo Testamento que se encuentra hoy en nuestras biblias. Hasta donde sabemos, Atanasio fue el primer líder cristiano que compiló una lista de los libros del Nuevo Testamento exactamente como la conocemos hoy. Bruce Metzger, un erudito del Nuevo Testamento escribió:
El año 367 marca, así, la primera vez que se declara que la extensión del canon del Nuevo Testamento contiene exactamente los veintisiete libros aceptados hoy como canónicos.”[3]
Aquí hay porciones de la carta de Atanasio, en la cual lista los libros del Antiguo y el Nuevo Testamentos que él consideraba autoritativos. La traducción inglesa es obra del ya difunto F.F. Bruce:
“Entretanto que algunos han echado mano a formar para sí mismos una lista de los ya nombrados libros apócrifos y de intercalarlos con la Escritura divinamente inspirada, respecto a la cual hemos sido plenamente persuadidos, así como aquellos, que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, la entregaron a los padres: me ha parecido bien a mí también, habiendo sido estimulado a ello por verdaderos hermanos, a listar en orden los libros que están incluidos en el canon y que nos han sido entregados con acreditación de que son divinos”.
[Atanasio entonces da su lista de libros del Antiguo Testamento y lista los 27 libros del Nuevo Testamento].
“Que nadie añada a estos o quite algo de ellos…. No se hace ninguna mención de los libros apócrifos. Aquellos son inventos de los herejes, que escriben de acuerdo a su propia voluntad, y gratuitamente les asignan y añaden fechas, para que, ofreciéndolos como escritos antiguos, ellos puedan tener una excusa para desviar a los simples.”[4]
La carta de Atanasio fue importante porque él era el obispo de una ciudad prominente, Alejandría. Él fue uno de los teólogos y apologistas más influyentes de la iglesia en ese tiempo. Atanasio había pasado mucho de su vida combatiendo a la infame herejía arriana, que había negado la naturaleza divina co-esencial de Cristo.
No debemos pensar de Atanasio como que estaba examinando a fondo una pila de escritos, y que pronunciaba este como Escritura y el siguiente como no escritural. Él sólo estaba reconociendo y registrando lo que ya era el consenso general pero no oficial de las iglesias.
Algunos de los libros no listados entre los 27 continuaron siendo considerados como escritos devocionales, tales como El Pastor de Hermas y las Cartas de Clemente. Pero estos también necesitaban ser definidos como lo que eran, para que no fueran confundidos como teniendo la misma autoridad que los escritos de los apóstoles y sus colegas.
Los primeros concilios de la iglesia que aprobaron el canon del Nuevo Testamento se reunieron en el 393 DC en el Sínodo de Hipona Regia y en el 397 DC en Cartago, en África del Norte, unos 30 años después que Atanasio publicara su lista. Los concilios meramente apoyaron lo que ya había venido a ser el consenso en las iglesias de Occidente y en la mayoría del Oriente, sobre la extensión de los libros canónicos de la Escritura.

[1] La palabra canon viene del Griego kanon, donde significaba una vara recta que podía ser usada como una vara de medir. La palabra llegó a significar un estándar, norma, o, en un contexto bíblico, una lista autoritativa de escritos bíblicos.
[2] Al obispo de Alejandría se le dio la responsabilidad de informar a sus hermanos obispos con mucha anticipación, sobre la fecha del próximo Domingo de Resurrección. Atanasio, en su largo ejercicio como Obispo de Alejandría (328-373) emitió 45 tales cartas festivas. En estas cartas, él daba una homilía Pascual y también tomaba la oportunidad de dialogar sobre algunos otros asuntos de importancia actual para la iglesia. En su carta 39 él trató la cuestión del canon del Antiguo y Nuevo Testamentos.
[3] El Canon del Nuevo Testamento: Su Origen, Desarrollo e Importancia, página 212.
[4] El Canon de la Escritura, páginas 78, 209.

 

Foto por Cotallo-nonocot

Autor: Comunión de Gracia Internacional

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