Mirando a Dios trabajar en las Filipinas

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“No estamos de vacaciones — estamos aquí para servir. No queremos ser una carga — queremos hacer algo que ayude”, explicamos esto al personal de las oficinas de la Iglesia de Dios Mundial en Filipinas. Así que ellos nos pusieron a trabajar y pudimos ver a Dios trabajar en docenas de formas, en una docena de lugares. Únase a nosotros en lo más sobresaliente de nuestro viaje de “inmersión en misiones” que duró dos semanas en las Filipinas.

CO-0702-03aNuestra primera experiencia reveladora llegó en una pequeña ciudad al sureste de Manila. Un líder de la iglesia de ahí había preparado un concierto de música cristiana y una presentación evangelística para 400 estudiantes en una universidad local.

La banda musical de adolescentes de la iglesia dirigió varios cantos de adoración. Di un breve testimonio sobre cómo conocí mi necesidad de Jesús cuando estaba asistiendo a la universidad. Nos presentamos unos a otros y nos ofrecimos a responder sus preguntas. Para nuestra sorpresa, ellos no preguntaron sobre los Estados Unidos — preguntaron sobre la fe. Nuestros adolescentes dieron sus respuestas.

CO-0702-03bOtra banda musical de la iglesia tocó, presentamos dos mini-dramas y dos de nuestros adolescentes hablaron brevemente. Nuestra banda musical tocó varios cantos. Rey Taniajura, un pastor filipino, habló y pidió a la gente que levantaran la mano si querían aceptar a Jesús como Señor y Salvador.

Todos ellos levantaron la mano.

“Esto debe ser una cosa cultural”, pensé yo. “Levantaron su mano porque vieron a otras personas hacerlo”.

“Si tú aceptas a Jesús como tu Salvador, entonces sígueme en esta oración, una frase a la vez”, dijo el Pastor Rey.

CO-0702-07cTodos se pusieron de pie y todos oraron en voz alta.

“Esto nunca pasaría en una universidad estadounidense”, pensé yo. “¿Realmente lo aceptaron en serio?”

Uno de los maestros dijo a la asamblea: “Nací católico y me casé siendo católico. Todavía soy católico, pero ya no estoy tan seguro de eso. Nunca he visto nada como esto en mi iglesia”. Cuando menos él pensó que la respuesta había sido genuina. Entonces él preguntó, “¿Quieren tener un evento como este, otra vez?”

Todos ellos gritaron, “Sí”.

Una respuesta tan inmediata debe ser genuina, pensé yo. Esto es lo que yo necesitaba escuchar. Los líderes locales están ahora trabajando para ayudar a estos jóvenes a crecer en la fe.

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Los niños y el concreto

De ahí nos fuimos a la Isla Masbate. Después de un recorrido en bote, un viaje en autobús, un corto viaje en canoa y una pequeña caminata, llegamos a Balawing, donde Lando, un misionero de Mindanao, está ayudando a empezar una nueva iglesia. Ya que pescar es la principal ocupación aquí, la iglesia se llama “Pescadores para Cristo”. Se reúnen en un edificio de bambú con piso de tierra. Nuestra misión era ayudarles a poner un piso de concreto.

CO-0702-06aMezclamos el concreto sobre el piso de tierra: vez tras vez, seis bolsas de arena, una bolsa de cemento, dos bolsas de piedras y agua traída en unos jarrones de 5 galones desde un arroyo a 150 yardas de distancia. Fue un trabajo duro, pero teníamos suficientes personas ayudándonos para poder tomar turnos.

Pero el piso solo fue parte de nuestro ministerio en Balawing. Llevábamos con nosotros ropas usadas y varias cosas para darlas a los creyentes y sus amigos. ¡Ellos tenían más amigos que nosotros teníamos cosas! Ya que la mayoría de los adultos trabajaba durante el día, teníamos las reuniones de la iglesia por la noche. 

Día y noche, había docenas de niños. Jugaban a las alcanzadillas con nuestros adolescentes. Les enseñamos “a cantar a nuestra manera” y ellos nos enseñaron a cantar “Padre Abraham” a la manera filipina. Mi esposa, Janet, compartió el evangelio mientras les hacía animales con los globos, y alguien traducía para ella.

CO-0702-06bEs difícil ir a la escuela en esta área tan remota, por lo que la gente no conoce bien el inglés. No pudimos hacer mucho evangelismo directo, pero les mostramos el amor de Jesús con lo que hacíamos. Sólo estar ahí decía mucho—los estadounidenses no visitan Balawing muy seguido. Nadie lo hace.

Hay otras villas cerca. El Pastor Lando piensa que la siguiente inversión para la iglesia podría ser un pequeño bote con motor, para que él pueda ir a verlos. Podría ser usado también para traer alguna ayuda médica básica para los habitantes.

Ahora tengo vida

En el camino de vuelta a Manila, nos detuvimos cerca de Iriga City, en una pequeña iglesia entre la tribu Aeta, remanentes de los habitantes originales de estas islas. Distribuimos algunas ropas usadas, vitaminas, jabón y pasta de dientes que habíamos llevado. Janet hizo animales con los globos para muchos niños y hablamos brevemente a los adultos.

CO-0702-05bAl siguiente día, manejamos varias horas a través de una montaña hacia un pueblo de la costa este de Infanta. Hace casi dos años, un tifón causó inundaciones y deslaves que mataron varios cientos de personas y destruyeron muchas casas en Infanta. Nuestra denominación no tenía ningún miembro en el área, pero nos envolvimos en los esfuerzos iniciales de rescate, trayendo comida, ropa y otros artículos.

Después que las necesidades inmediatas fueron suplidas y que las agencias de rescate se trasladaron a otras áreas, la iglesia continuó visitando el área y se reunió con la gente. Hubo estudios bíblicos para estudiantes de preparatoria y también los maestros pidieron estudios bíblicos.

Habíamos sido invitados para hablar en una escuela preparatoria. (A diferencia de Estados Unidos, es permitido promover la religión en las escuelas filipinas). Cerca de 200 estudiantes escucharon a nuestros adolescentes hablar. Janet presentó el evangelio, enfatizando que somos salvados por la gracia, no por nuestras obras. Ella preguntó cuantos querían aceptar lo que Jesús había hecho por ellos.

CO-0702-07bMuchos de ellos levantaron sus manos.

Se oyó como que todos ellos repitieron la oración.

Hay mucha obra que hacer en Infanta. Hay muchos que quieren conocer más de Jesucristo. Nuestro pastor itinerante los visita una vez a la semana, pero también necesitamos entrenar líderes locales, para que el evangelio pueda florecer y esparcirse.

Mientras nos reuníamos en un centro comunitario donde se congrega nuestra naciente iglesia, preguntamos a las personas sobre sus experiencias durante la inundación. Muchos estaban traumados. Muchos todavía le tienen miedo a la lluvia. Pero pueden alabar a Dios porque la tragedia trajo el evangelio a ellos, y los hizo estar dispuestos a escuchar. Usando un juego de palabras en filipino, una mujer dijo, “perdí mi bahay [casa], pero ahora tengo buhay [vida].”

CO-0702-07aCientos bautizados

Unos pocos días después, fuimos a Bulacan, al norte de Manila, donde el gobierno reubica a los ocupantes ilegales que viven en pueblos formados por chozas en Manila. Es un área pobre.

Cerca de 800 personas se reunieron en un refugio al aire libre para la cruzada evangelística. Las cruzadas funcionan bien en áreas pobres, me dijeron después, pero no muy bien en las ciudades, pues hay muchas otras cosas para hacer en la ciudad.

En el centro comercial en Manila, fuimos ignorados. Aquí, éramos celebridades. “¿Eres una estrella de rock?” le preguntaron los niños a Abel, nuestro baterista, mientras colocaba el equipo. El alcalde habló. Los adolescentes de la iglesia local realizaron una danza. Nuestros adolescentes presentaron un mini-drama mostrando que Jesús lleva nuestros pesares, haciendo la salvación disponible para todos. Después tocaron varios cantos.

Di un breve mensaje, entonces pregunté si ellos querían aceptar a Jesús como Salvador y Señor.

Otra vez, la vasta mayoría mostró una respuesta positiva.

“Yo no hice eso”, pensé. “Todo lo que hice fue sacudir un árbol lleno de fruta madura. Hablé por 10 minutos y Dios proveyó la cosecha”.

Desafortunadamente, teníamos que salir inmediatamente, porque teníamos una cita para bautizar personas que habían recibido consejería del pastor local. Teníamos cinco equipos de personas en el agua, pasando a través de la breve ceremonia bautismal. Otros equipos se mantenían cerca, orando por las personas después que eran bautizadas.

Llegaban en autobuses llenos uno tras otro—un flujo constante de mayormente gente joven. Hubo 263 bautismos—una cosecha que no plantamos, pero una cosecha en la cual Dios nos permitió participar.

Hay mucho crecimiento en esta área. Necesitan Bíblias. Necesitamos identificar y entrenar líderes locales. Un seminario local los entrenará gratis si nosotros pagamos los libros. No costará mucho, pero es más de lo que tiene la iglesia local.

Iglesia en un basurero

En nuestro último día de ministerio, fuimos a una pequeña escuela para pre-escolares, la cual fue empezada por un miembro para gente demasiado pobre como para enviar a sus hijos a cualquier otro lugar. Mientras la pintábamos por fuera, Janet compartió el amor de Jesús mediante animales hechos con globos y las niñas jugaron cantando.

Entonces fuimos a Payatas. Muchas personas aquí se sostienen encontrando cosas en el basurero de la ciudad para reciclarlas. El director de la escuela preparatoria nos permitió hablar en dos salones de clase — parte del currículum sobre valores educacionales. Cada uno de nuestros adolescentes habló acerca de un valor. Janet habló acerca del evangelio. Todos los estudiantes aceptaron a Cristo.

“¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed!”, dice Isaías 55:1. “¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno”.

Él también tiene palabras para el rico: “¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos” (v. 2). Qué triste es que los pobres escucharán, pero que a menudo los ricos no lo harán. Tienen casas, pero no tiene la vida.

En un lugar de cuidado diario en el área, ayudamos a alimentar a los niños. Les dimos arroz con una pequeña cantidad de pollo, probablemente la comida más nutritiva que tuvieron ese día. Algunas veces el programa está bien patrocinado con fondos para alimentar a los niños todos los días, pero algunas veces no lo está. 

Trayéndolo a casa

Llegó el tiempo para que regresáramos a Estados Unidos. Aquí en la tierra de la abundancia, la gente también necesita el evangelio. Este es el lugar donde Dios nos ha puesto.

Cuando Jesús dio la Gran Comisión (Mateo 2078:19-20), no le dijo a sus discípulos que empezaran en lo último de la tierra. Les dijo que empezaran en sus propios vecindarios. Para ellos, era Jerusalén y Judea. Para nosotros, es Pasadena, California. ¿Dónde lo es para ti?

Puedes ir a alguna otra nación y ver a Dios obrar. También puedes ver a Dios obrar en tu propio vecindario. Puede obrar en diferentes maneras y la cosecha puede ser más pequeña, pero sigue siendo Su obra. ¿Estás dispuesto a permitir que Él obre a través de ti?


➡ Este artículo fue publicado en

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Revista Verdad y Vida | Julio-Agosto 2015:

  1. Dios es fiel
  2. ¿Nuestra opinión política?
  3. Mirando a Dios trabajar en las Filipinas
  4. Dos clases de obra misionera
  5. ¿De qué depende la salvación?

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